#SinTantaVuelta
Por Daniel Orejuela / @daniel_orejuela
“…lo que puede el sentimiento no lo ha podido el saber,
ni el más claro proceder ni el más ancho pensamiento.
Todo lo cambia el momento colmado, condescendiente,
nos aleja dulcemente de rencores y violencias.
Sólo el amor con su ciencia nos vuelve tan inocentes.”
Violeta Parra. (Volver a los diecisiete).
¡Qué claridad la de Violeta! Llegó a poner en palabras lo que usted o yo queremos decir hace rato. ¿O no le pasa? El corazón le dice una cosa y la razón otra. Y uno que encima es pensón. Deberíamos encontrar el botón de apagar a la mente parlanchina. ¿O dejar de oírla? ¿Cómo, si va dentro de uno? Y encima uno la trata de yo y ella le dice yo a usted.
Me imagino que ese será el problema. Todo son decisiones. Esta computadora es una decisión, yo soy una decisión, usted es una decisión. Hasta no decidir es una decisión. Y el motor de decidir siempre viene impulsado por el miedo o el amor. Muchas veces le toca escoger a uno antes de decidir entre lo que dice el corazón y lo que manda la razón. Pito.
¿Me sigue? Entonces sigo.
El corazón, que por lo general es más valiente y más noble que la mente, le dice: por acá. La mente, preocupada por el qué dirán le dice yo a usted y lo llena de argumentos pa’ que se vaya por otro lado. Y muchos de nosotros terminamos en otro lado.
Ahora, multiplíquelo por el pocotón de mentes que habitamos en el planeta. ¿Ah? ¡Lámpara! Y si se pone a pensar que muchos no deciden por sí mismos… Los presos, los niños, los pobres, los que tuvieron la cordura de andar bien locos. Decisiones que dejan –seguramente– un montón de frustración en muchos, en casi todos.
Si me preguntan qué decidí comer hoy, les diría que fue lo que alcancé a comprar. Entonces, no decidí yo, decidió mi bolsillo, que está como está por las decisiones de otros. Hay otros que ni comen, y seguro que no es por decisión propia.
¡Ahí está, pues, ñañito! La mente, la misma mente que nos permite a usted y a mí comunicarnos, es la que nos tiene jodidos, y de paso, tiene jodido al planeta y a casi todas las especies. ¿O será la plena identificación que sentimos con ella?
Uno termina siendo un pensamiento cuando se identifica con la mente. Uno es lo que uno piensa que los demás piensan de uno. Y decide.
Las decisiones, entonces, son producto de muchas influencias. No ve que uno dice que es uno de nacionalidad tal, uno de religión tal (y los que somos de esta religión no hacemos esto; los de esta nacionalidad no aceptamos a este otro…), uno que estudió tal cosa, uno que no estudió, uno que no es gil. Y decide. ¿Y el corazón? ¿El que le decía clarito: por acá, venga por acá? ¡Ah, no, es que él no piensa, no sabe, es el gil!
¡Claro! Ya entiendo. Hay otros que la tenían clara y lo dijeron a voces mientras pudieron. Qué pena que no lo entendimos.
All you need is love.
Daniel Orejuela Flores es un guayaco del 75. Productor musical de oficio, ingeniero de sonido de necio y escritor de repente. Ha vivido más de la mitad de su vida fuera del Ecuador, sin embargo, ha tratado siempre de mantener el contacto con el país y su acontecer político, social y cultural y ahora, de vuelta, reside en Quito.
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