Por Xipali Santillán / @xipali
Click: sí, me hice de un buen template para lo que queda del resto de mi vida, un camino dibujado hábilmente por un sabio de renombre. ¿Click?: sí, evitaré una existencia fallida.
La honrosa apariencia, el recato a la espontaneidad, el silencio dócilmente administrado. Click: sí, domino temas leves, alegres, ligeros, de los que marcan tendencia en el timeline. Me siento a la mesa; click a mi comida; me levanto, click a mí misma ante el plato de comida; click en la puerta del restaurante donde estaré dando click a mí misma frente a un plato de comida. Click: no hablo de lo incómodo, lo subversivo, lo transgresor, no sea que se convierta en un faro que declare a gritos que soy un tipo raro. Click: sí, hay solo una manera de ser persona.
La vida carece de un control+zeta, o de un find+replace. Click: sí, colgué en la nube una foto mía cortando por lo sano: doy copy+paste, replico, escalo, repito aquello que está bien dicho y bien hecho… para qué reinventar la rueda. Click: sí, evado los cuellos de botella, los devaneos ociosos de la filosofía y más jeroglíficos encerrados en celulosa. ¿Colección primavera-verano, click?: sí, mira, la tengo.
Fieles al selfie, autorreferenciados, autovalidados… ¿Qué sentido tienen ideas ajenas capturadas en símbolos incomprensibles?, somos diosas vampiresas. Click: sí, somos dioses haciendo yoga ante nuestros dioses ante quienes damos click. Somos el selfie. ¿Qué estas haciendo?, click: novio nuevo-perra, tienes el auto que quiero-joputa… Te espío desde mi ventana electrónica, no te comento ni te doy like, te envidio. Click, digo que me gustas, y me gustas, y te odio levemente.
¿Click?: sí, lo que cuenta es aquello que sirve para una performance adecuada, una existencia higiénicamente controlada, pulcra, pública, contenida y moderada. Cálida cápsula de autocomplacencia, click a nuestro mejor ángulo, el que debe ser expuesto en cada registro gráfico. Click, así me veo más delgado, chupo la panza, saco el pecho, el año que entra me hago las tetas. No hace falta hacer boca de pato, eso es de gente cualquiera; no, espera, la kardashian dice que sí, ¿click?, sí: trompa de ornitorrinco.
Click, la cabeza ligeramente girada a la derecha, ojos de perro de cuaderno, hago puchero, pongo cara de malo, me tatúo caracteres chinos con una receta de fideos, y una mariposa, y unas gaviotas. Click, estoy enferma, me duele, me consuelo, me voy al gym en travesía de diva, me miran, sí, todas miran mis bíceps, el paquete bajo el calzoncillo. Click, sí, estoy en la playa, consumo alimentos que consumen un tercio de lo que ganas consumiéndote cada día. ¿Click zapatos?: muchos, la marca de las gafas sobresale. Click, estoy en el espejo, sí, estoy siendo adecuado, me aliso la barba, depilo mis cejas, mis lentes gruesos de pasta. Click: la entrada al concierto. Mi boca es preciosa, mi pelo es castaño y rubio, click, sí, soy una diosa, una diosa gorda, una diosa fea; click: borro esa foto, esta sí: soy una diosa.
Mi peinado es el correcto, mi nivel de grasa, dentro de lo establecido, todo lo costoso está expuesto y a la vista. Click: sí, mis labios pintados de rojo-estoy-sola, mi barba de-loco-estoy-solo. Me alimento, duermo, respiro expuesto en vitrina, que se sepa lo que hago, que se sepa lo que gasto, que se sepa que te estalqueo de lo lindo, electrovoyeurista superentrenado a ignorarte cuando te vea en persona.
¿Click? sí, seamos tendencia.
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