Por Yadira Aguagallo
Querido papá: ¿Cómo te cuento, cuando abras tus ojos, que te fallé? Volví a creer en la institucionalidad del país. Confié, de nuevo, a pesar de todo lo que hemos sido testigos, en que ahora sí, esta vez sí, hoy día sí, podrían darnos un poco de luz en medio de la falta de certezas.
Qué hago con esa hoja en la que escribiste, a pesar del Parkinson que se manifiesta moderadamente en tu mano derecha, los números de cédula de ti y de mi mamá. Está ahí, sobre la mesa, desde hace dos horas desde que empezó este 15 de marzo, esperando a que digite las cifras en una plataforma de registro de vacunación de la tercera edad que hoy, 15 de marzo de 2021, no se activa, pese al ofrecimiento de las autoridades, y a la que le doy refrescar, refrescar y refrescar compulsivamente como si de eso dependiera la vida.
Espera, papá, de esto sí depende tu vida. Y entonces, ¿cómo me enfrento mañana a tus preguntas, a tus deseos de poder regresar a tu escuela de memoria de los martes y jueves, de la que llegabas con manualidades que me dedicabas como yo lo hacía cuando tenía 80 años menos que tú ahora?
Durante un año hemos vivido en el confinamiento estricto. Tú más que nadie en esta casa. Te he visto llorar parado junto a la ventana y temer poner un pie en la vereda. Te he escuchado resignarte al teléfono cuando tus excolegas añoran esos días en que ensayaban valses, sanjuanes y marchas militares y luego te dicen que debieron aprovechar esa época porque probablemente nunca más se volverán a juntar. He presenciado tu ira y tu frustración ante la muerte de tu mejor amigo, la culpa que sientes por no haber estado a su lado y al de su esposa e hijos mientras batallaba en una Unidad de Cuidados Intensivos o durante su funeral.
Veo tus manos que tiemblan cada vez que mi hermana y yo salimos de casa; y, en la pantalla del teléfono, tus llamadas constantes cuando ya han pasado varias horas desde que nos subimos al taxi y no hemos regresado.
¿Cómo te miro a los ojos, esos que ayer (14 de marzo de 2021) por fin, un año después desde que la pandemia llegó a cambiarlo todo, mostraron un rastro de esperanza? Soy incapaz de decirte que ya no podemos esperar nada. Si te hablo con la verdad, algo que siempre me has pedido, te tendría que decir que, así como yo, millones de hijas, hijos, nietas y nietos nos desvelamos para mirar una pantalla que no se actualiza. Y otros tantos, el 44% en las ciudades y el 79% en el campo (INEC, 2018), sin acceso al Internet, se están preguntando cómo registrar a sus padres y abuelos, o es probable que ni siquiera sepan que deben hacerlo.
Si mañana, cuando subas emocionado para saber en qué fecha tu esposa y tú podrán recibir su vacuna, debo ser honesta contigo, debería decirte que se ha puesto más empeño en esconder una lista de vacunados que en propiciar un sistema de inmunización equitativo. Debería decirte que este es el país de los cerca de 16 mil muertos (entre confirmados y probables por Covid) según las cifras oficiales; pero, que el exceso de personas fallecidas sobre el promedio de los cinco años previos es de 45.509 (de acuerdo con el Observatorio Social del Ecuador).
Debería contarte que unos 62 cadáveres siguen sin identificación y que al menos 100 familias todavía esperan a que les entreguen a sus muertos, según el reportaje de mis colegas Karina Medina y Susana Morán.
Todo esto tú ya lo sabes, por supuesto, porque tu día nunca empieza sin que leas el periódico y mires los noticieros. Pero, si en pocas horas, cuando escuche tus pasos tras mi puerta debo armarme de valor para romperte el corazón, debo decirte que he sido yo quien te ha suavizado la verdad, quien te ha dicho que no es tan grave como parece, quien te ha repetido “paciencia”, “ya falta poco”, “ya mismo”, “en unos meses”.
Perdóname, lo hice para que resistas, para que no te dejes doblegar, para que tus ganas de volver a la casa que te dejaron tus padres en el pueblo y que está abandonada desde hace un año se hagan cada vez más fuertes y te permitan no claudicar en medio de la monotonía, las clases por zoom que detestas y la depresión que vives en el encierro.
Soy culpable de haberte dicho que no desesperes cuando veías en la TV que se vacunaban otros antes que tú: jóvenes, tiktokeros, chefs con influencias, madres de ministros, amigos de los poderosos. Te dije, al más puro estilo de Guido Orefice (protagonista de La Vida es Bella), que era mejor que experimentaran con ellos, que las primeras vacunas son las que siempre tienen mayores efectos secundarios y que cuando te tocara a ti ni siquiera te iba a doler.
Yo no sé cuándo te toque a ti, papá, porque sigo refrescando la ventana y el infame mensaje de “pronto podrás acceder a un aplicativo tecnológico y agendar tu cita para vacunarte de acuerdo con las fases previstas” sigue apareciendo en la pantalla. Pero con mis mentiras o sin ellas, te pido que aguantes un poco más, que me des tiempo de pensar en un plan, de llevarte a otro lugar en donde la vida sí tenga valor.
Aunque tú lo sabes todo, si bien la edad te ha vuelto un poco más lento y te ha quitado parcialmente la visión, no te ha arrebatado la lucidez. Yo sé que también me mientes, haces que yo crea que me crees para que me sienta útil, para que así yo tenga la falsa idea de que te estoy protegiendo, aunque ahora no tengo una sola idea de qué hacer.
Nota: El miércoles 10 de marzo de 2021, en cadena nacional, el presidente Lenin Moreno anunció que el registro para la vacunación contra el Covid-19, para las personas mayores de 65 años, se iniciaría el 15 de marzo por medio de un aplicativo web. El domingo 14 de marzo, la vicepresidenta, María Alejandra Muñoz, a través de redes sociales, invitó a la ciudadanía a inscribir a los adultos mayores en la web www.planvacunarse.ec/. A las 00:00 del 15 de marzo, miles de personas intentaron inscribir a sus familiares en la plataforma; no obstante, según reportaron varios medios en sus redes sociales, el aplicativo aún no se activaba. En la madrugada, la página colgó un mensaje que informaba que a las 09:00 iniciaría el proceso, posteriormente se activó una cuenta regresiva que daba a conocer que el usuario estaba en una sala de espera. A las 09:00 el reloj seguía corriendo y aproximadamente a las 09:10 la plataforma salió del aire y se mostró en la pantalla que la dirección tardaba demasiado tiempo en responder.
Yadira Aguagallo es periodista y experta en generación de contenidos para manejo de crisis y diseño de estrategias de comunicación para situaciones de alto impacto. Es magíster en Gestión del Desarrollo (PUCE) y tiene un posgrado en Comunicación y Cultura (Flacso Argentina).
¿Ya escuchaste nuestro podcast?
Si mañana debo decirte la verdad Si mañana debo decirte la verdad Si mañana debo decirte la verdad Si mañana debo decirte la verdad Si mañana debo decirte la verdad Si mañana debo decirte la verdad Si mañana debo decirte la verdad