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Trump prueba que alguien se está saliendo con la suya

Trump y su victoria han desatado reacciones en todo el planeta. En las calles de EEUU muchos colectivos sociales, estudiantes y ciudadanos en general han salido a protestar en rechazo al discurso homófobo, racista, sexista y violento del electo presidente. Pero, ¿qué está detrás de este hecho histórico? ¿Se trata de un hecho aislado o merece una lectura más amplia? Daniel Orejuela lo disecciona #SinTantaVuelta

Donald Trump, el 10 de noviembre, en Milwaukee. (Foto by Scott Olson/Getty Images)

#SinTantaVuelta

Por Daniel Orejuela / @daniel_orejuela

El día en que Donald Trump ganó es un día que la humanidad tendrá que recordar. Pero, como decía Eusebio: “Los pueblos que tienen alma de esclavos, votan por sus amos”.

Lo que se viene es candela. No es un hecho aislado. Hace poco un colombiano escribía un meme que se hizo viral: “Ojalá gane Trump en los Estados Unidos para que los colombianos no quedemos como los más tarados de la tierra”, decía. La reelección de Rajoy, el Brexit, la impunidad ante los gobiernos impuestos a la brava en Latinoamérica, la sangre que corre en Siria, Líbano, Iraq, los muertos por miles en el Mediterráneo, Palestina, los casos de corrupción en la FIFA, en fin. Pereciera que alguien se está saliendo con la suya. Pareciera que la apatía de la humanidad está logrando su autodestrucción y con ella la destrucción del planeta.

¿Es esto la democracia? El otro día escuchaba en una radio que cuando los griegos inventaron esta vaina, allá lejísimos en el tiempo, el pueblo decidía, pero tenía la obligación de mantenerse informado, bien informado de lo que iba a decidir. ¿Se ha dado cuenta usté que quien gana las elecciones, en la mayoría de los casos, son las abstenciones? La gente ya no cree en la clase política y los que creen creen por lo general en cualquier cosa, y si se dice duro, mejor. Como decía Galeano: “Si votar sirviera para algo, ya estaría prohibido”. Pero sirve –creemos algunos románticos– para frenar un poco esta autodestrucción humanitaria.

Hablando la plena, muchos votaron por el mal menor, muchos votaron quizá por tradición, otros votaron porque quieren un cambio y creen que mejor es la alternancia. Además, muchos pensarán que los de este lado ya tuvieron chance. No es cierto eso de que la clase trabajadora por aquí y por allá, bla bla bla, puro cuento. Revise los resultados por etnia o por ingreso familiar y se dará cuenta de quién es el que hace ganar a este señor en los Estados Unidos. El problema es que este señor tiene en su poder a la fuerza militar más grande del planeta, acceso a armas nucleares, etc.

Acuérdense, pues, de la guerra que se inventaron durante el periodo del anterior presidente republicano (muy parecido a este, intelectualmente hablando, pero quizás con menos agallas), y no era un abierto odiador, ni tenía la bocota. Aun así casi todos los países del planeta, el elemental sentido de la razón, la ONU y su Consejo de Seguridad, el propio pueblo estadounidense y sus representantes en el Congreso, ¡todos implantaron una guerra contra el terrorismo que acabó con millones en muchos países! Y sobrevino el Estado Islámico, la Primavera Árabe, la crisis y la diáspora en Grecia. ¡Todo el planeta se la pasa llorando muertes y miseria!

Este no es un asunto de un solo país, es un asunto global. Así como la apatía, esa que nos deja sin reacción cuando sabemos bien que nos están pisando el poncho, como diríamos los andinos, recordando los tiempos de la colonia, cuando criollos y aristócratas abusaban de cuanto indígena se cruzara en su camino. ¿Y las revoluciones? ¿Los grandes cambios que lograron no hace mucho los indignados, los de a pie, cuando los poseedores de poder se excedían? Acuérdese conmigo de los zares rusos, los reyes, las dictaduras, los desaparecidos. La Alemania nazi y los tratos inhumanos a un grupo de gente desataron una guerra mundial. Hoy en día los hijos de esa misma gente tratan inhumanamente a otro pueblo y a nadie parece ni picarle. Cuelgan públicamente al presidente de un gobierno, muestran como trofeo el cadáver de otro por televisión y no hay respuesta. Un país próspero tiene a todo su pueblo sumido en la pobreza, sus profesionales engordando las filas del desempleo, buscando como sobrevivir con cualquier oficio mientras su clase política nada en casos de corrupción y el mundo como si nada. ¿No que los buenos somos más?

¿Será el consumismo y la velocidad con la que suceden las cosas? ¿Será la tecnología la que nos tiene tan idiotas y apáticos? ¿Será el estado de shock, de indignación y desesperanza lo que está causando estos resultados? ¿Serán los altos niveles de desinformación? Pues, será el sereno, pero de que se salen con la suya se salen con la suya.


Daniel Orejuela Flores es un guayaco del 75. Productor musical de oficio, ingeniero de sonido de necio y escritor de repente. Ha vivido más de la mitad de su vida fuera del Ecuador, sin embargo, ha tratado siempre de mantener el contacto con el país y su acontecer político, social y cultural y ahora, de vuelta, reside en Quito.