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Un día destinado a la lucha contra el tráfico ilegal de fauna silvestre 

Por Gabriela Arévalo G. y Andrés Reinoso M. 

No existen datos oficiales de América Latina sobre el número de animales que son afectados por el comercio ilegal de especies. La cadena del tráfico ilegal inicia en la extracción de individuos de su hábitat y las cifras reportan decomisos y rescate de animales que son atendidos en zoológicos y centros de rescate. En el 2022 según los datos recolectados por ALPZA, cerca de 63.000 animales se contabilizaron en Brasil, mientras en Colombia se registraron aproximadamente 36.000, en Ecuador El Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica (MAATE) señala que 700 animales fueron rescatados en Ecuador, durante el 2023; siendo Orellana, Napo y Sucumbíos, Guayas, Carchi, Imbabura y Pichincha las provincias con mayor número de casos. Por otro lado, según cifras de la Unidad de Protección del Medio Ambiente (UPMA) el número de animales rescatados, durante ese mismo año, podría ascender a 4.911, a nivel nacional. 

La falta de cifras consolidadas en esta parte del mundo no permite visibilizar la magnitud de esta problemática que amenaza a la vida silvestre, así como a la salud humana y ecosistémica. 

En este contexto, la Asociación Latinoamericana de Parques Zoológicos y Acuarios (ALPZA) declara el 25 de junio como el Día internacional contra el tráfico ilegal de fauna silvestre,  una acción que busca evidenciar esta problemática que está afectando la biodiversidad de la región más diversa del mundo. 

Pie de foto: Este mapache llegó al QuitoZoo junto a otro individuo de su especie, rescatados del mascotismo.

Una realidad que necesita ser contrarrestada

Un animal silvestre extraído de su hábitat es considerado un animal muerto para la naturaleza. El mundo sin ellos es un bosque vacío que poco a poco se queda sin agua, sin semillas, sin vida, que se expande al ser humano, porque nuestra dependencia de ellos y de esa biodiversidad de la que son parte, es completa. 

A todo esa afectación descrita se suma el sufrimiento que viven estos animales al ser cazados y separados de su hogar. Estos seres indefensos son transportados en diminutas cajas, envueltos con cinta de embalaje y papel, pasan días sin agua, sin comida, hacinados en espacios artificiales, trasladados a distintos destinos. Según TRAFFIC (la red de monitoreo del comercio de vida silvestre), de cada diez animales que salen de su hábitat, sólo uno llega hasta una casa donde vivirá dentro de una jaula o en un lugar que no es para él. Nunca más volverá al bosque, a comer lo que necesita y ni a recorrer kilómetros de distancia colgado de ramas de árboles o volando sobre ellos. 

En América Latina, el tráfico de fauna silvestre es una problemática que afecta la biodiversidad y los ecosistemas de manera significativa. Agravada por la falta de información real y las limitadas capacidades técnicas de los estados para abordar el problema, esta práctica ilegal representa una amenaza continua para la naturaleza y todos quienes somos parte de ella.

La extracción de animales de su hábitat no solo implica ese acto cruel contra la fauna, sino una serie de consecuencias como las que se detallan a continuación:

  • Extinción de especies nativas raras y endémicas.
  • Disminución del tamaño poblacional de especies silvestres.
  • Pérdida de diversidad genética.
  • Fijación del patrón cultural del mascotismo de animales silvestres. 
  • Riesgos de salud pública generados por enfermedades zoonóticas, que pueden terminar en pandemias.
  • Alteración del equilibrio, funciones y servicios ambientales del ecosistema.
  • Potenciales afecciones a especies clave.
  •  Introducción de especies invasoras.

Especies amenazadas sufren el impacto del tráfico de vida silvestre  

El tráfico de vida silvestre sigue representando una grave amenaza para numerosas especies en todo el mundo. En particular, el tráfico de mascotas ha extraído tortugas gigantes de Galápagos de proyectos de conservación vitales para repoblar las islas. Simultáneamente, la medicina tradicional en América y Asia tropical recolecta partes de jaguares en cantidades alarmantes cada año, afectando a especies que ya están en peligro de extinción.

De acuerdo con la Lista Roja de los Mamíferos del Ecuador del 2021, el jaguar se encuentra En Peligro, mientras la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) lo cataloga como Casi Amenazado. Según el portal Youtopia, existe la hipótesis de la cacería de jaguares en América Latina para satisfacer la demanda de partes de tigres en China. Una investigación desarrollada por la WCS encontró 230 publicaciones realizadas entre 2009 y 2019, donde consta que en 31 plataformas en línea se comercializaba a este animal, y que sus dientes fueron las partes más requeridas. En Ecuador y Perú se registró el 12% de publicaciones, lo que les ubicó en el cuarto puesto de los países analizados con mayor número de dientes comercializados.

Además de la comercialización de partes, el mascotismo y el narcotráfico fortalecen las redes de tráfico, extracción y reproducción ilegal de especies animales. Los mercados de mascotas destacan al ajolote mexicano como uno de sus principales productos; esta especie, críticamente amenazada y originaria del valle de México, no encuentra solución a sus problemas en la venta como mascota. Este año al Zoológico de Quito llegaron varios grupos de ajolotes que fueron incautados de tiendas de mascotas y de propiedades particulares de ciudadanos que pretendían comercializar estos animales exóticos; un caso emblemático de cómo el tráfico ilegal tiene alcances regionales incalculables. 

Pie de foto: El equipo de Bienestar Animal del QuitoZoo acondicionó acuarios para mantener adecuadamente a los ajolotes refugiados.

Debido a esta realidad en general los zoológicos agremiados de la región a través de ALPZA, desempeñan un papel crucial en la atención y rehabilitación de animales víctimas del tráfico de fauna silvestre. Funcionan como centros especializados que proporcionan cuidado y atención veterinaria a las especies afectadas, brindándoles un entorno seguro para su recuperación y eventual reintegración a su hábitat natural. Además, son plataformas de formación ciudadana, donde se evidencian los peligros del tráfico de animales y la importancia de su conservación. 

El año pasado, la UICN emitió una Declaración de Posición sobre la importancia del rol de los zoológicos, jardines botánicos y acuarios para la conservación, en la cual se considera como factor clave el Trabajo con las comunidades que cumplen estas instituciones, lo cual involucra diversos proyectos para fomentar relaciones responsables de la ciudadanía con la naturaleza, entre los que se incluyen campañas contra el tráfico de vida silvestre a nivel digital o mediante mensajes se concienciación para los visitantes que recorren los parques.

La realidad del QuitoZoo

El Zoológico de Quito trabaja como un centro de rescate y de atención para los animales víctimas de esta problemática. En el 2023, esta institución acogió 229 animales entre anfibios, animales exóticos, mamíferos, reptiles y aves (en ese orden, según la cantidad mayormente recibida por grupo), de los cuales 148 fueron víctimas del comercio ilegal, es decir, el 64.62%. Hasta junio del 2024 llegaron un total de 110 animales, entre aves, mamíferos, reptiles, animales exóticos y anfibios (también en orden de acuerdo a la cantidad recibida), 69 provenientes del tráfico: mascotización y rescate producto del abandono, es decir el 62.72% del total de individuos.

Durante los últimos meses se registraron casos significativos como una cría de olingo (Bassaricyon gabbi) estuvo en cautiverio doméstico durante un tiempo. Su especie corresponde a un animal que habita en Colombia, por lo que es posible que sea un animal traficado desde ese país. Otra historia de un recién nacido es el de un perezoso de dos dedos (Choloepus hoffmani) que habría perdido a su mamá por un ataque de comuneros en el cantón San Lorenzo, de la provincia de Esmeraldas, donde fue rescatado por funcionario del Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica. Como cada caso de neonatos que recibimos, el pronóstico es reservado, debido a la fragilidad de la edad en la que se encuentran.

Pie de foto: Este perezoso recién nacido se mantiene en una incubadora, recibiendo alimentación y seguimiento médico para brindarle estabilidad en su salud.

Entre las historias destacadas se encuentra la de un venado juvenil que fue encontrado amarrado en el patio trasero de una propiedad. En la vivienda también se hallaron partes constitutivas de venados y un zorro embalsamado. Además, dos gavilanes fueron rescatados de una propiedad que se utilizaba como criadero de gallos de pelea. Otros casos incluyen dos coatíes recién nacidos: uno de ellos fue rescatado de un domicilio particular durante un operativo de retención por parte de las autoridades, mientras que el otro llegó al zoológico con una fractura en la cadera y presentando un comportamiento propio de una mascota.

También fue preocupante el caso de 4 marmosas que un ciudadano pretendía venderlas en una calle de Quito, como cualquier mercancía. Una ciudadana denunció esa acción y agentes de la Unidad de Policía del Medioambiente decomisaron a los animales para trasladarlas hasta el zoológico. 

Pie de foto: De estas cuatro pequeñas marmosas, apenas una ha podido sobrevivir. El resto 

Las heridas físicas y daños psicológicos con los que estos animales llegan van desde desnutrición hasta mutilaciones, y la mayoría de las veces sin importar los esfuerzos, no pueden volver a su hábitat. 

“¿Qué es lo que estamos pensando para llegar a tratar a un animal de esa forma?”, se pregunta Betsabé Trujillo, veterinaria del Zoológico de Quito y encargada de trabajar los casos de animales que llegan rescatados. “Hay mucha gente que cree que el animal no siente, pero hay animales que llegan con un grado de dolor muy alto que muchas veces podemos controlarlo, pero otras veces no, ya que hay herramientas con las que contamos en la rama veterinaria para afrontar esto, pero en casos de fauna silvestre es mucho más difícil poder hacerlo”, añade.

Esta especialista del QuitoZoo advierte principalmente a la zoonosis como un factor de riesgo que hay que tomar en cuenta como una consecuencia grave del tráfico de vida silvestre. El hecho de que un animal silvestre entre en contacto con personas o con animales domésticos, se genera un intercambio de microorganismos que pueden producir el brote una enfermedad zoonótica. 

Bestabé cree que es importante que la gente deje de normalizar el tener loros, tortugas o monos de mascota. Para ella es crucial informarse sobre todos los factores que se desencadenan cuando un animal es extraído de su hábitat. Además, ella recuerda que cuando comenzó a conocer todo acerca de la fauna silvestre en su época universitaria, una persona le dijo que si se acaba el tráfico ilegal ella no tendría trabajo como veterinaria de fauna silvestre. Le dijo que no le importaría, pero mientras esta problemática no se detenga, “yo estoy dispuesta a dar todo de mí para ayudar a los animales que recibimos a no tener el destino que muchos otros tienen”, finalizó.

Pie de foto: Cada animal recibido en el QuitoZoo es un nuevo desafío para el equipo de especialistas que les brindan atención diaria.

Enlace fotos:

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