Hasta ahora todo iba bien en el Consejo Nacional Electoral (CNE), pero una confesión recogida en un templo de un exclusivo sector del norte de Quito puso en entredicho esa tesis. El funcionario electoral que compareció ante el confesor aseguró que Juan Pablo Pozo, presidente del CNE, se lamenta la jugada de Carondelet y su propuesta de dejar abierta la puerta de la reelección del presidente Rafael Correa. Sobre todo porque él, como presidente de la función electoral, ya se pronunció públicamente en declaraciones recogidas por El Universo el viernes 11 de marzo, diciendo que modificar las reglas electorales ya no es posible.
Aunque las declaraciones de Pozo fueron un balde de agua fría en Carondelet, el funcionario, aquejado por el peso de la culpa electoral, dijo que en las altas esferas del CNE aún se esperan las disposiciones del Gobierno para salir del lío que por lo pronto no tiene vía legal.