El candidato cree que debe reinstitucionalizarse al país, creando un Legislativo bicameral más pequeño, que retome su labor fiscalizadora y de control social. Plantea formar una fuerza de tarea en Carondelet para prevenir, combatir y erradicar la corrupción en todos los ámbitos, especialmente en la salud y en los sectores estratégicos.


César Montúfar fue asambleísta por Pichincha, es catedrático de la Universidad Andina Simón Bolívar y quedó en segundo lugar en las últimas elecciones municipales en Quito. Tiene 56 años y esta vez busca la Presidencia con la Alianza Honestidad, de la que es parte el movimiento político que fundó, Concertación, y el Partido Socialista Ecuatoriano.

Pero en su trayectoria -además de sus títulos académicos en Sociología o en Politología, o de sus años como articulista y hasta como camarógrafo- también aparecen las múltiples denuncias y procesos judiciales que impulsó en contra de exministros y de otras autoridades del gobierno del exmandatario Rafael Correa, incluido su exvicepresidente y también binomio del actual gobernante, Jorge Glas. En el sonado Caso Odebrecht, Montúfar apareció en la causa como acusador particular y es esa la razón por la que el primer vicepresidente de Lenín Moreno está preso en el Centro de Rehabilitación Social de Latacunga.

César Montúfar -como todos los candidatos, sin esperar a que se inicie oficialmente- empezó su campaña política para los comicios del 2021 con un recorrido de 2 500 kilómetros por 11 provincias, durante 37 días, en bicicleta. Lo llamó la vuelta al Ecuador y fue su manera de irrumpir con un formato distinto de campaña política, pues si bien la emergencia sanitaria no permite hacer mítines convencionales, considera necesario visitar “el territorio”, guardando los cuidados mientras se promociona en redes sociales. El candidato dice que se sintió a gusto en este viaje porque siempre ha detestado las formas de la política tradicional. Ya en las elecciones seccionales ensayó otra propuesta de difusión de sus proyectos: una caminata de 24 horas por Quito, a lo largo de 51 kilómetros. Para Montúfar, la política debe refrescarse con «repertorios distintos» y no solo desde las ideas, sino también desde las formas “porque son tan importantes como el fondo”. Por eso, cuando en sus recorridos la gente pregunta por camisetas, gorras y dádivas, él les explica por qué no regala cosas.

En un país polarizado y en medio de una crisis económica que se agravó con la pandemia del coronavirus, las elecciones presidenciales se han vuelto un escenario particularmente hostil. Hay quienes han llamado a candidatos como Montúfar “chimbadores”. A él ese adjetivo no le preocupa. Critica y reniega del estilo de hacer política en Ecuador, donde “creen que se debe ser un delincuente o tener mucho dinero, como es la campaña del candidato Arauz, o tener un banco o una bananera, o tener en control un gobierno seccional para desde ahí hacer campaña”.

Montúfar intenta marcar distancia de la clase política tradicional y lo muestra en su discurso: “Les extraña que un profesional de clase media, un profesional universitario que vive de su sueldo, junto a otros ciudadanos de pensamiento similar, haya podido constituir una organización política y tenga el atrevimiento de plantearse un camino político”. Para Montúfar, en Ecuador la política tiene un sesgo elitista que menoscaba el valor de la integridad, la propuesta y lo que es ejercerla desde la ciudadanía y no desde el poder.

En su plan de Gobierno, César Montúfar plantea un cambio constitucional y de Estado porque considera que el actual se ha vuelto “delincuencial y está secuestrado por mafias políticas”, y eso se evidenció -dice- en la reconstrucción después del terremoto de abril del 2016 y durante la pandemia, y en los manejos de los sectores estratégicos como hidroeléctricas y petroleras. “Un país no puede salir adelante si no desmonta esa estructura”, advierte. Y por eso propone no solo una enmienda sino un cambio constitucional sin afectar la carta de derechos vigente, pero apunta que esta debe ser progresiva e incluir los derechos sobre territorios ancestrales de las comunidades indígenas para que ya no sean explotados, por ejemplo, con consulta previa vinculante.

Ese cambio también debe ser institucional, dice Montúfar. Se refiere al poder legislativo. “La Asamblea se ha transformado en una máquina reproductora de corrupción y ya no sirve, porque ha perdido la confianza de los ciudadanos y no tiene control político”. El candidato señala que la Asamblea Nacional debe asumir su rol de fiscalización e incluso considera usar el nombre de Parlamento de los Ciudadanos para concebir una entidad mucho más pequeña, bicameral, donde se equilibren senadores y diputados que no tengan sueldos sino dietas. Esto último obedecería a que, según el postulante, los legisladores no son parte de la burocracia estatal, sino que están para fiscalizarla.

Este cambio incluiría eliminar el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social para que el Legislativo reasuma la asignación de autoridades de control. La reinstitucionalización se completaría con reformas orientadas a salir del actual modelo hiperpresidencialista. Para Montúfar, actualmente el Estado intenta regular demasiadas cosas y, si bien esa debe ser su misión en aras de buscar el bien común para temas como erradicar la desnutrición crónica en el país, en otras debe abstenerse. “Las decisiones políticas nunca son perfectas pero deben ser razonables y el Estado no puede regularlo y controlarlo todo”.

Montúfar también es partidario de hacer una reforma a la actual obligatoriedad del voto, porque este es un derecho y los derechos no pueden ser obligados, sino que se conquistan, dice. Él cree que sufragar debe ser una acción libre, aunque acepta que no es una panacea porque acarrearía otros problemas que deberán resolverse en su momento.

En lo económico, el presidenciable considera que si en Ecuador se cobraran los impuestos a quienes hay que cobrárselos, no haría falta subir ninguno de los que actualmente existen y hasta se podría discutir eliminar las nuevas propuestas de impuestos. Pero se pregunta, ¿de qué sirve que existan tributos si los van a evadir? Sin embargo, se compromete a no subir ni a bajar el IVA, si gana las elecciones.

En su plan de Gobierno propone un impuesto al patrimonio de las personas naturales y aclara que no iría sobre ganancias “porque no queremos afectar a las empresas, porque estas ofrecen empleo”. Montúfar recuerda que el sistema tributario tiene un fin solidario y distributivo y “las cosas no funcionan gratis en un país”. El candidato no detalla un plan acerca del manejo de haciendas ganaderas, por ejemplo, ni determina si el impuesto que propone será aplicado a la familia que tiene una hacienda, si repercutirá en el costo del producto o en el manejo de la empresa. Pero considera que ningún plan funcionará si no se logra parar a la corrupción en el país. Por eso plantea conformar una fuerza de tarea en la Presidencia de la República para hacer una limpieza institucional, por ejemplo, “de las mafias en el sector de salud”, reformar el sistema de contratación pública, el Código Orgánico Integral Penal y convertir a este grupo en un mecanismo de lucha anticorrupción, erradicación de impunidad y prevención.

En general, su discurso vuelve recurrentemente sobre los escándalos de corrupción descubiertos en la gestión del expresidente Rafael Correa y al hablar de él afirma sentir pena. “Debe ser muy triste la vida de alguien que tuvo mucho poder y ahora no puede regresar a su país y caminar por la calle y tomar un helado con su familia”, dice.

César Montúfar

Para Montúfar, la vanidad es el peor defecto de la política. Cree que uno debe mirarse siempre en el espejo. Sus cuatro hijos son sus principales críticos. “Siempre pienso en ellos, en qué pueden sentir y pensar y cómo la gente los va a mirar, eso me hace aterrizar”, cuenta, y espera que eso sea así siempre como candidato, y también de llegar a Carondelet.

Montúfar no tiene todavía un plan en relación con la distribución de la vacuna contra el covid-19, además de la fuerza de tarea para el sector salud que propuso instalar en Carondelet. Por lo demás, cree que se debe esperar a que exista un consenso entre la comunidad científica y el Estado, trabajar en conjunto con la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud para definir su trabajo, a pesar de que considera que ambas instituciones internacionales “se han equivocado y han enfrentado situaciones complejas”. El postulante cree que el país va a demorar un año hasta empezar un proceso de universalización de la vacunación y plantea trabajar con expertos en salud pública para coordinar ese proceso. En general, no se menciona en su plan de gobierno ninguna acción específica que contemple temas relacionados con la pandemia y su manejo.

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En cuanto a migración y política exterior, Montúfar no tiene una propuesta sobre los estudiantes varados en el extranjero por problemas con sus becas y créditos educativos, pero asegura que su plan de Gobierno es un documento en permanente construcción y que seguirá alimentándose con temas como este. Como estudiante que vivió seis años en Estados Unidos plantea buscar convenios de seguridad social para que los jubilados en el extranjero puedan gozar de beneficios en el Ecuador, o proyectos que permitan canalizar mejor las remesas. Su idea es armar fondos para financiar programas de creación de empleos en sectores deprimidos, proyectos para enfrentar la desnutrición infantil crónica, atender el sector salud y otras acciones que hagan del aporte de los migrantes algo más significativo que les permita “ser parte del cumplimiento de un gran objetivo nacional”. Lo dijo, sin embargo, hasta el cierre de esta publicación, este plan de acción no constaba en el plan de gobierno propuesto por el candidato.

En los últimos años, Ecuador también se ha convertido en espacio de migración receptiva y por ello, Montúfar también cree que se debe trabajar en frenar problemas de xenofobia. Dice que lo primero es cambiar el discurso: “Este no es un tema de seguridad sino humanitario”. Para empezar, plantea continuar con la actual política del corredor humanitario para brindar facilidades y apoyo para que los migrantes, sobre todo venezolanos, puedan volver a su país o avanzar al Perú. Montúfar propone avanzar en justicia y mejorar la identificación de las personas que ingresan al Ecuador por esta diáspora, pero reconoce que eso es difícil por el deterioro de las relaciones del gobierno de Ecuador con Venezuela. “Los últimos 30 años hemos sido un país de emigrantes y eso debe calar en la solidaridad que debemos tener con los extranjeros que viven en el Ecuador. La Constitución debe garantizar derechos no solo de los ecuatorianos sino de todos sus habitantes”, subraya.

Finalmente, en relación con la despenalización del aborto, Montúfar señaló que la vida humana comienza unas semanas antes de que un niño nazca y cree que el aborto debe ser despenalizado en casos de violación y cuando existe peligro para la vida de la madre. Pero cree que este es un tema que debe ser tratado en un debate nacional, siempre teniendo en cuenta que el Ecuador es un estado laico. “La ley debe definir que en esos casos la interrupción debe ser legalizada, pero en una perspectiva más amplia, la decisión debe ser tomada en un debate nacional, más allá de mi creencia y posición personal”. El candidato no se pronuncia sobre este tema en su plan de gobierno. Tampoco contempla políticas sobre cultura ni deporte. Propone un plan de manejo y protección ambiental y paralelamente asegura que fortalecerá la industria del gas.

Entrevistas: David Avilés Aguirre.Investigación y coordinación: Cristina Cadena. Texto: Ana María Carvajal. Caricaturas: Wilo Ayllón. Edición y dirección de contenidos: Diego Cazar Baquero.


Esta es una iniciativa de la Colectividad Ecuatoriana Autoconvocada de Artistas y Gestores, en Córdoba, Argentina, en alianza con La Barra Espaciadora, y forma parte del espacio Mi elección 2021.


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