Por Francisco Ortiz / @panchoora / desde Lima
Es sábado 13 de diciembre de 2014 y Lima amanece con ese rostro gris que la caracteriza. Su gente, ya en las calles, comienza a desplazarse indiferente ante los acontecimientos de esa madrugada. Durante dos semanas, delegaciones de 190 países de todo el mundo discutieron sobre el cambio climático y el futuro del planeta. Pero, ¿hubo acontecimientos?
Son las siete de la mañana y extrañamente el tan temido tráfico limeño fluye. Pero, al llegar al aeropuerto, veo que miles de personas hacen larguísimas filas para poder tomar su vuelo y volver a casa. La mayoría -se nota por sus conversaciones e inconfundibles rasgos étnicos- fue parte de las más de veinte mil personas que llegaron a la capital peruana para celebrar la vigésima Cumbre del Clima, COP 20. Hablan en voz baja, murmuran, se lamentan porque hasta esa madrugada no se alcanzó ningún acuerdo y ya les tocaba volver… Y, ¿cuál es la novedad?, me pregunto. Ese sabor amargo que deja en la boca el fracaso es lo único que se escucha deglutir a esa hora.
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Hablar sobre cambio climático se ha convertido en uno de los temas más recurrentes en los últimos veinte años. El aumento de la temperatura del planeta es un hecho cada vez más palpable en donde uno se encuentre: sequías extremas, lluvias torrenciales, deshielos de los glaciares, hambrunas, extinción de especies animales y vegetales, migraciones masivas son solo algunos ejemplos de que el cambio climático no es más un tema de ficción del celuloide.
Sortear las medidas de seguridad que se montan en torno a estas cumbres climáticas, así, como un común y silvestre ciudadano del mundo, es siempre una odisea, pero aun así conseguimos conversar con uno de los más reconocidos documentalistas especializados en temas de restauración ecológica: el chino-estadounidense John Dennis Liu.
John nació en Nashville-Tennessee, en 1953, y es hijo de padre chino y madre estadounidense. Como productor de televisión y cineasta, ha trabajado los últimos 35 años para la CBS, RAI, ZDF, BBC World y National Geographic Channel, en decenas de documentales. Pero fue en 1995, cuando realizó un filme sobre la meseta de Loess, en China, que se involucró de lleno con la restauración de los ecosistemas. Dos años más tarde, se convirtió en el director del Proyecto de Medios de Educación Ambiental (EEMPA), desde donde ha utilizado la televisión para proporcionar información sobre ecología, desarrollo sostenible y salud en China y otros países. John, en cada uno de sus documentales, habla sobre los daños que los seres humanos le hacen al ambiente con la emisión de gases de efecto invernadero, la destrucción de la biomasa, la materia orgánica y la biodiversidad. Liu atribuye a estos daños la elevación de las temperaturas y la pérdida de suelo cultivable en el planeta, lo que conduce a la desertificación de la tierra. El principal problema en torno al cambio climático -cree Liu- es cómo el ser humano mira al dinero y a la acumulación de riqueza. Los productos y servicios derivados de los recursos naturales han adquirido más valor que los propios ecosistemas.
John, ¿cuáles crees que son las principales razones del cambio climático?
En términos evolucionistas, creo que los sistemas de la Tierra o ecosistemas han evolucionado de una manera determinada y los seres humanos los han interrumpido sistemáticamente, causando una disminución en la biodiversidad, biomasa y materia orgánica acumulada. Esto ha aumentado la emisión de gases de efecto invernadero, reduciendo la capacidad de fotosíntesis de los bosques, la absorción y liberación de nutrientes y la infiltración y retención de la lluvias. Lo que intentamos hacer con la restauración ecológica es hacer que estos ecosistemas vuelvan a funcionar como deberían. Los ecosistemas son la base de todo: del aire, agua, comida y energía. Si queremos ser capaces de vivir en la Tierra, depende de que los ecosistemas respondan. Si se siguen degradando como hasta ahora, vamos a tener una menor calidad de vida y, en un caso extremo, vamos a estar en peligro de desaparecer como especie.
¿Qué es la restauración ecológica?
Bueno, en una escala planetaria, la humanidad enfrenta varios problemas: estamos alterando la atmósfera, perdiendo la regulación hidrológica en muchas áreas, así que es urgente rehidratar esos lugares. Si vamos, por ejemplo, al Mediterráneo o a África del Norte, estos suelos que antes fueron muy productivos ahora son solo desiertos. Entonces, ¿podemos restaurar estas áreas? El concepto de centros de innovación y entrenamiento para investigación en restauración ecológica sirve para atraer la atención de todos y realizar un trabajo conjunto, preparando a más y más personas sobre lo que pueden hacer. Lo que nosotros hacemos es intentar que las personas se unan a esta causa y entiendan que es necesario cambiar nuestro estilo de vida, nuestra filosofía y actitud frente a la naturaleza… Ahora se está hablando de la armonía que debe existir entre la naturaleza y los seres humanos, se está hablando de ecocivilización, ecoindustrialización y ecoagricultura, que son tendencias positivas, pero que requieren de mucho trabajo. Es bueno que estemos persiguiendo este tipo de objetivos, sin embargo, los resultados solo se los verá con el tiempo.
Pero, entonces, ¿qué debemos hacer ahora mismo?
Es necesario reaccionar rápidamente. Todas las personas alrededor del mundo -sociedad y economía- deben cambiar esa idea de que es posible mantener el mismo estilo de vida actual, el cual gira en torno a la explotación indiscriminada de recursos. No podemos esperar sentados veinte o treinta años más porque será muy tarde. Si aumentan las emisiones de carbono y la temperatura del planeta aumenta aceleradamente como está pasando ahora, la vida humana en el planeta será imposible. Si queremos que la civilización humana sobreviva debemos hacer algo pero muy rápido.
Hablas de que es imposible continuar con nuestro actual estilo de vida, ¿cuál ha sido el principal error que hemos cometido como humanidad, entonces?
La equivocación está en pensar que lo más importante es seguir produciendo como hasta ahora y que es necesario más trabajo para poder consumir más… esto es totalmente falso, porque no estamos reconociendo el costo de la contaminación del planeta, el costo de la extracción de recursos para producir nuevas cosas, que nos está llevando a que el cambio climático se convierta en nuestro propio verdugo. En este camino que hemos tomado, lo que más miedo da es esa falta de conocimiento sobre lo que nos está ocurriendo como civilización… ahora ya no nos quedan mayores opciones sino cambiar, si lo que queremos es sobrevivir. Al continuar con esta forma de vida, finalmente todos vamos a morir, los minerales serán inútiles y el dinero que supuestamente hemos generado tampoco nos servirá porque no habrá nada ni nadie que lo pueda gastar.
Como civilización debemos pensar en que estamos viviendo una nueva era y debemos entender que somos una sola cosa, todas las personas somos iguales y debemos vivir con dignidad, pero manteniendo una responsabilidad con el planeta… Ahora, nuestro pensamiento no debe estar enfocado en cómo hacemos para hacer más, sino en cómo hacemos para hacer menos, para necesitar menos. Es nuestra obligación entender y enseñar al resto de seres humanos cómo funciona la naturaleza y cómo vivir en armonía con ella.
¿Crees que estas cumbres mundiales sirven de algo?
Los gobiernos hablan mucho sobre el cambio climático, pero yo no veo que en realidad hagan mucho de lo que dicen. Los países han estado negociando por veinte años estos temas y aún no existen acuerdos. ¡Nosotros no podemos esperar veinte años más! Debemos dejar de mirar tanto a los líderes mundiales y comenzar a ver más a la gente, porque es ella la que hará realmente el cambio. Debemos limpiamos de este pensamiento materialista de acumulación, porque es un sistema corrupto que nos está llevando al suicidio. Es imposible que 7 billones de personas sobrevivamos si continuamos con los mismos niveles de consumo. ¿Podemos hacer el cambio? ¡claro que podemos! Pero solo a través de un cambio radical de paradigma, pues el planeta no es el que está en riesgo, sino nosotros, los seres humanos…
Somos muy arrogantes al pensar que somos más importantes que el resto de animales y plantas con quienes cohabitamos en este planeta. Solo cuando aceptemos que somos una más de todas las especies, estaremos bien.
Pero, ¿qué han dejado estas 20 cumbres mundiales sobre cambio climático?
Hemos hecho algunas filmaciones, una de ellas se llama La esperanza en el cambio climático… la preparamos para la Conferencia de las Partes, COP15, de Copenhague… Yo siempre he pensado que sin un acuerdo y un entendimiento común de la problemática, será muy difícil firmar cualquier acuerdo. Es por eso que hicimos este documental, para explicar cuáles son los factores determinantes para una salud ecológica y para la sostenibilidad. Si no se entiende eso y no se trabaja en ese sentido, no va a existir ningún resultado…
Lo que hemos visto en estos años es solo una evolución de las tendencias acumulativas y las consecuencias por haberle dado demasiada importancia al desarrollo económico, a la producción de bienes y servicios, los hemos puesto por encima de la función ecológica, esto nos está llevando a nuestro propio fin como especie. Si logramos alinear la actividad humana y apostamos a la vida, seguro que lograremos un cambio de paradigma. Esto no es un problema político solamente sino un problema físico que no podemos ignorar. Si creemos que acumular es más importante que mantener y restaurar los sistemas ecológicos, estamos apostando contra nosotros mismos.
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En el vuelo de regreso a casa, recuerdo lo que dijo Michael Wadleigh, otro de los asistentes a la famosa COP 20, y ganador del premio Oscar en 1971 como mejor documentalista: “Cuando un hijo se nos enferma y tiene temperatura alta, ¿hasta cuánto dejamos que se le suba antes de llevarlo al médico? ¿Treinta y nueve grados, quizás? Pues bien, en este momento la Tierra está viviendo con cuarenta grados de temperatura permanente ¡y no hacemos nada!”
De la COP 20, celebrada en Lima, lo único que queda es un tibio acuerdo que se alcanzó la madrugada del domingo 14, dos días después del cierre de la cumbre. Todas las decisiones importantes se las ha postergado hasta el 2015, en París, donde se espera que todos los países firmen un nuevo acuerdo que debería reemplazar al actual Protocolo de Kioto.