Por Gabriela Alemán
Hace dos años el poeta colombiano Elkin Restrepo, director de la Revista de la Universidad de Antioquia, me pidió que curara una muestra de literatura ecuatoriana para esa publicación. Quise escapar de las ciudades, de los géneros reconocidos y de las certezas que rodean a las literaturas nacionales. Una de ellas: la pertenencia a un territorio delimitado de por vida. En la muestra apareció una norteamericana que hizo de Ecuador su hogar y Powerpaola, quien nació en Ecuador y luego siguió su recorrido por el mundo. Coincidencia o no, el año pasado, en la lista de autores ecuatorianos invitados a la Feria de Guadalajara, apareció Powerpaola. La ilustradora, historietista y dibujante Paola Gaviria se presenta como colombo-ecuatoriana. Para ella Ecuador es su lugar de origen −le encanta contar que nació en la mitad del mundo− pero luego de Quito vivió en Cali, Medellín, París, Sydney, Buenos Aires, San Salvador, Bogotá, Rosario, y ahora mismo regresó a vivir a Buenos Aires.
Su novela gráfica Virus Tropical debe ser uno de los mejores retratos de la vida capitalina en el Ecuador de los años ochenta. Quito es el trasfondo de la historia que se cuenta al inicio de Virus (una historia que habla de la infancia, la amistad, la familia, la llegada a la adolescencia, la religión, entre otras muchas cosas); en los trazos de Powerpaola vemos una ciudad que ya no existe: sin tráfico, tranquila, aislada, casi provinciana, donde convivían argentinos, chilenos, colombianos y ecuatorianos entre las montañas. Pero Virus Tropical también es una historia universal y las ediciones se han multiplicado por el mundo. Esta obra se ha publicado en Colombia, Chile, Argentina, Perú, España, Francia y muy pronto aparecerá en Portugal, Brasil y Estados Unidos. En este agosto del 2015 se edita por primera vez en Ecuador, en coedición de los sellos de El Fakir y Pinipedia, con prólogo de Liniers (especial para la edición ecuatoriana), y Powerpaola vuelve a Ecuador para presentar su novela en la Feria del Libro de Guayaquil, y para visitar Quito, donde también dará un taller y una charla abierta en la Asociación Humboldt.
Hablé con ella sobre sus inicios, su trabajo, la novela gráfica en América Latina y, ante todo, sobre Virus Tropical.
¿Cuándo comenzaste a dibujar?
Cuando todo el mundo empieza, desde niña. Lo que pasa es que nunca paré.
En Virus Tropical vemos que ganas un concurso organizado por la Revista La Cometa, del desaparecido diario Hoy, ¿fue la primera vez que ganaste un premio?
Sí, fue la primera vez que concursé en algo que tenía que ver con el dibujo y gané. Luego hubo otro en la Fundación Guayasamín, pero nunca supe si pasé, creo que a mi mamá le dio pereza averiguar.
¿Te acuerdas de qué era el dibujo que hiciste?
Sí, era el Papa visitando el Oriente (ecuatoriano), recuerdo que tenía algo irónico. He tratado de repetir ese dibujo para la película pero no sé si ya está contaminado por mi manera de pensar adulta.
El largometraje de animación, basado en la novela gráfica de Virus Tropical, está pronto a terminarse. Ahora mismo se está realizando una campaña de crowdfunding para financiar los últimos detalles. ¿Cómo nació la idea de volverla largometraje de animación?
Con Santiago Caicedo, director y amigo, y casi todo el equipo, ya habíamos hecho un corto animado juntos. Ese corto ganó un montón de premios, hasta uno en Japón. Después de eso Santiago me dijo: tenemos que hacer un día el largo de Virus Tropical. Nos dimos cuenta de las convocatorias que había en Colombia para hacer un largo animado y empezamos de a poco. Primero nos presentamos en una para hacer el teaser, luego con el teaser, participamos en otra para hacer el largo y así poco a poco se fue armando.
¿Cómo ha sido ese trabajo?
Es otra cosa completamente distinta. Es un trabajo en equipo, somos un montón de gente que trabaja como hormiguitas. Es medio artesanal. A mí me encanta haberme metido en el reto de dibujarlo todo de nuevo como un inventario de mi vida.
¿Cuándo comenzaste a contar historias con tus dibujos?
Creo que desde niña, era mi manera de entrar en otra realidad. Pero conscientemente hago historietas desde el 2006.
¿Cuándo nació Powerpaola?
El nombre apareció en un momento en el que me sentía triste, fue como un acto psicomágico. Un señor africano en el metro de París me preguntó mi nombre y cuando yo le decía: “Paola”, él respondía: “Power”. Se lo escribí en el boleto de metro y él puso el Power antes del Paola, así fue como nació. Lo tomé como una señal. Me gusta que el azar y el instinto sean los motores en mi trabajo.
¿Cuándo comenzó el dibujo/ la historieta a volverse parte central de tu vida?
Me parece que me lo tomé en serio cuando salí de la Universidad. En Bellas Artes me decían que el dibujo era un arte menor, así que no le di mucha bola. Claro que tuve un profesor: Oscar Jaramillo, que en la escuela de artes me decía que el dibujo era un oficio y que podía ayudarme a sobrevivir. Cuando me gradué, dediqué muchos años de mi vida a la pintura, pero cuando me fui a vivir a Francia me di cuenta de todas las posibilidades que tenía el dibujo. Empecé a darle más cuerda a ese oficio, así que tal vez fue a partir del 2004 cuando me dediqué como un monje.
¿Cuándo y cómo nació Virus Tropical?
En Francia empecé a leer más historietas, encontré que era la mejor forma de aprender francés y que había géneros dentro de ese lenguaje con los que me sentía muy identificada. Lo mío siempre tenía que ver con lo cotidiano, la autorreferencia, el texto y la imagen. Así que después de leer Diario de Nueva York, de Julie Doucet, dije: quiero hacer lo mismo. Fueron algunos años durante los cuales empecé a conocer el lenguaje, hacía historias de una página, publicaba en un blog llamado Historietas reales y en mi blog. Poco a poco fui teniendo más amigos historietistas. En enero del 2009 aproveché la plataforma del blog y empecé a subir una página diaria de Virus Tropical, era la historia que había deseado escribir desde que quise hacer historietas. Me demoré 3 años en lanzarme a hacerla, hice muchos bocetos antes y luego me demoré otros 2 años haciéndola.
¿Cómo decidiste la forma que tendría?
Como te dije, mi trabajo siempre estaba influenciado por lo autobiográfico. También me siento muy influenciada por el arte primitivo, el arte religioso, el bad art, el art brut y el expresionismo. Con mi hermana hablábamos de nuestra familia y vivencias como algo muy divertido, fantaseábamos que un día Almodóvar haría una película en Latinoamérica sobre nuestra familia. Narrábamos cómo sería esa historia. Así que más o menos la fui armando mientras crecía.
¿Cuáles fueron tus influencias?
Cuando me decidí, tenía varias referencias: Julie Doucet, por supuesto, pero también Debbie Drechsler, Noga Rauch, Aline Kominsky y Marjane Satrapi, todas mujeres. Me di cuenta de que me gustaba cómo narraban y dibujaban las mujeres y que casi siempre estaba buscando esa voz. También leí Flores en la nieve, de Gregor Von Rezzori, un libro que me ayudó a hacer la estructura de la novela y enfocarme en cada personaje por capítulo. Persépolis me ayudó a enmarcar a ese personaje en un capítulo. Así que fui pensándola por capítulos más que como una historia enorme.
¿Cómo armaste la novela? ¿La planificaste mucho?
Yo pensaba que no, que la había hecho de una, pero luego, viendo libretas viejas me di cuenta de que había hecho muchos bocetos, que la fui pensando sin darme cuenta. Encontré que había hecho el primer capítulo dos veces. Sí, me demoré mucho en hacerla, me daba miedo porque sabía que era mucho trabajo y que me iba a mover por dentro.
¿Qué pasa con la novela gráfica en América Latina?
Creo que cada vez hay más gente interesada en hacerla, gente interesada en publicarla y gente en comprarla. Creo que es un muy buen momento.
¿Papel o pantalla? ¿Cómo es tu relación con Internet? ¿Con los libros?
Me gusta leer cosas cortas en la pantalla pero me desconcentro muy fácil, prefiero los libros, y si tienen dibujos, prefiero mil veces más leerlo en papel. Internet es una gran herramienta, gracias a ello he descubierto un montón de gente que me gusta lo que hace e influencian, he podido compartir mi trabajo y me han pasado cosas increíbles como ser publicada en papel, por ejemplo.
Antes iba cada año. No he vuelto desde el 2006. Estoy emocionada con volver a mi país, comer rico y caminar por ahí.
¿Qué sientes al ser editada en Ecuador, que te lean acá?
Es un sueño cumplido. Me moría de ganas de que eso sucediera. Los deseos se cumplen.
Pensé que era una nota sobre computación, jajaj; pero he disfrutado mucho más leyéndola. Muchas gracias por difundir estos temas.
Qué bueno que te interesó