Solo durante el primer trimestre de 2025, en Ecuador se ha registrado más desinformación electoral creada con inteligencia artificial que en todo el 2024.

Durante la presente campaña electoral, operadores políticos de Luisa González y Daniel Noboa usaron estrategias coordinadas para pagar por publicidad conscientemente diseñada para desinformar.

El Consejo Nacional Electoral no ha implementado mecanismos de control sobre la desinformación y la propaganda en redes sociales.


Por Ana Cristina Alvarado / @ana1alvarado

El proceso electoral que vive Ecuador y que se cerrará el 13 de abril de 2025 se ha caracterizado por la desinformación. Redes sociales, plataformas de mensajería y plataformas de videos han sido y son usadas para distribuir imágenes, videos o textos con contenido falso o engañoso y esa ha sido la marca de esta época.

Alexis Serrano, editor de Ecuador Chequea, señala que su equipo ha identificado tres tendencias principales en cuanto a desinformación. La primera y “la principal” es la usurpación de los logos y de la identidad de los medios de comunicación. Es decir, los creadores de desinformación replican el estilo de los websites o de los posteos en redes sociales de grandes medios con credibilidad, con el fin de aparentar que el medio en cuestión tiene la autoría del contenido de la publicación engañosa o alterada. Aunque esto no es nuevo, y a ojos de Serrano es algo que se hace “masivamente”, en esta campaña “se ha exacerbado”. 

La segunda tendencia de desinformación tiene que ver con el uso de los acontecimientos de la geopolítica internacional. La agresiva deportación de migrantes que ha protagonizado el gobierno de Donald Trump y la masiva migración venezolana han sido hechos usados para generar “muchísima desinformación” en torno a la campaña electoral. 

Por ejemplo, cita Serrano, cuando Edmundo González, el líder opositor venezolano, se reunió con el presidente Noboa en Quito, se desencadenaron publicaciones falsas que señalaban que en esa reunión, Noboa se comprometió a entregar miles de empleos en el sector público a ciudadanos venezolanos o que se comprometía a recibir a migrantes sin el documento del pasado judicial. 

La tercera tendencia apunta a las falsas atribuciones. En otras palabras, los creadores de desinformación toman una imagen o un video de uno de los candidatos y colocan una frase falsa que se le atribuye a esa persona. “La gente no se da la tarea de verificar si la información es cierta o no. Entonces el riesgo de la desinformación se va exacerbando y mucha gente cae y muerde el anzuelo”, sostiene. 

Elecciones Ecuador 2025

¿Es la inteligencia artificial una amenaza?

El uso de la inteligencia artificial (IA) para la generación de contenidos es una amenaza que crece exponencialmente. Carolina Bazante, directora del medio de verificación Lupa Media, dice que solo en la primera vuelta, su equipo encontró 69 publicaciones creadas o manipuladas con IA. Esto equivale al 23% de todos los contenidos verificados entre el 1 de enero y el 4 de febrero. “Para la segunda vuelta esto es mayor, no tenemos todavía contabilizada la cifra”, dice la periodista. 

El 3 de abril, Lupa Media publicó un artículo que recoge varios videos de noticieros internacionales que fueron manipulados para difundir contenido político falso o engañoso. “Ahí tienes dos estrategias. No solo la inteligencia artificial que manipula los contenidos, sino también la usurpación, porque se siguen valiendo de la credibilidad de los medios de comunicación”, explica Bazante. 

Durante la etapa electoral de 2024, el equipo de Ecuador Chequea detectó seis publicaciones con contenido falso o engañoso realizadas con IA. En lo que va del 2025, hasta el 3 de abril, el medio ya ha identificado ocho posteos. Es decir, solo en el primer trimestre de 2025 hay más desinformación creada con IA que en todo el 2024.

Un caso reciente fue el de un video que circuló por WhatsApp en el que se ve a Luisa González durante una entrevista en Teleamazonas. En el video, se veía a la candidata decir: “Con Luisa González, seremos Venezuela”. El análisis interno de Ecuador Chequea mostró que este contenido fue creado con inteligencia artificial, con un 98% de certeza. Además, al observar el video, se podía identificar que las palabras no coincidían con el movimiento de los labios. Por último, el equipo de Ecuador Chequea buscó la entrevista original, en la que la candidata por el movimiento Revolución Ciudadana decía otras cosas, entonces comprobó que lo que estaba circulando había sido alterado. 

¿De dónde viene la desinformación?

Andrés Jaramillo, docente y estratega de comunicación, asegura que en internet, “todo deja huella”.  “El problema es que no hay voluntad política de la autoridad electoral para preocuparse de estos temas, les quita el sueño que no le tomemos foto a nuestro voto en lugar de la gran cantidad de dinero que está circulando sin declararse en las campañas electorales”, opina. 

Serrano explica que hay cuentas identificadas desde hace mucho tiempo como generadoras de desinformación. Mientras tanto, los grupos de Facebook creados para apoyar a una candidatura en específico cumplen con el rol de distribuir los contenidos falsos o engañosos. Este tipo de grupos suele congregar a internautas de una misma línea política. “Es un espacio en el que no importa lo que sea verdad o lo que no, los integrantes del grupo lo dan por cierto y lo comparten”, dice el editor.

A Bazante le sorprendió observar que en esta campaña electoral hubo publicidad pagada en plataformas digitales para difundir contenido desinformativo. Para la experta, eso demuestra que hubo estrategias coordinadas de desinformación enfocadas en las candidaturas de Luisa González y Daniel Noboa, en ambas vueltas electorales.

El equipo de Lupa Media identificó que estas estrategias se dieron en colaboración con países como Estados Unidos, México, Argentina y Uruguay. No obstante, para las personas verificadoras “es bastante complejo” identificar quién o qué candidaturas están detrás de estas campañas. Es decir, aunque el tipo de contenido esté claramente a favor o en contra de un candidato, seguirle el rastro presenta muchas dificultades. 

Por ejemplo, Bazante y sus colaboradores identificaron un website con contenido desinformativo que tenía registrado su dominio (la dirección que identifica a un sitio web, como ‘ejemplo.com’) en Turquía, pero la dirección IP (un número único que identifica a cada dispositivo conectado a una red) en Florida, EE.UU..  

Lupa Media también halló una agencia de publicidad, comunicación y marketing registrada en EE.UU., con oficinas en Ecuador, que tiene contratos con el Estado y que ha estado involucrada en campañas de desinformación en contra de Luisa González y, en la actualidad, en contra de Daniel Noboa. 

Plataformas como Facebook, X, Tiktok y Google tienen gran parte de la responsabilidad. Bazante explica que la moderación de contenido en redes sociales y buscadores “siempre ha sido deficiente”. El problema empeora cuando las plataformas no dan de baja las publicaciones pagadas que han sido denunciadas como falsas. “El negocio de la desinformación no solo beneficia a quienes la generan, sino también a quienes la distribuyen”, asegura. 

Para Bazante, eso provoca que la lucha en contra de la desinformación sea cada vez más complicada, porque las verificaciones no tienen el mismo alcance que la desinformación, que circula rápidamente. 

Jaramillo señala que Youtube ha sido una de las plataformas más usadas para difundir desinformación pagada.

Entre el 23 de marzo y el 31 de marzo se difundieron 3600 publicaciones sobre Daniel Noboa y 3200 sobre Luisa González. En ambos casos, explica el experto en comunicación estratégica, no quiere decir que ellos o sus equipos los hayan publicado, y, de hecho, los videos son a favor y en contra de cada uno de los candidatos. 

Uno de los vídeos que ha tenido más alcance, con 211 000 visualizaciones hasta el 31 de marzo, es uno que señala a Noboa como “presidente narco”. “No hay ninguna denuncia, no hay nada en este momento que pueda darnos pie a un título tan categórico como ese. Entras al video y ves que es un producto hecho para desinformar”, dice. 

Asimismo, videos que replican la estética de los noticieros fueron pautados a través de Google y aparecían al entrar a los sitios web de medios de comunicación televisivos, de acuerdo con Jaramillo. 

La rapidez con la que la desinformación circula en WhatsApp también le preocupa al experto en comunicación, porque es más difícil monitorear lo que sucede en la aplicación de mensajería que en las redes donde los contenidos están abiertos al público. 

¿Cómo la desinformación afecta a la democracia?

Bazante y Serrano concuerdan en que personas de todas las edades son susceptibles a caer en la desinformación. “No creo que tenga que ver con la cuestión de la edad, creo que tiene que ver más con pasarlo por alto. Ese creer a ojo cerrado siempre es peligroso”, dice el editor de Ecuador Chequea. De igual manera, no hay discriminación en cuanto al nivel de educación. 

No obstante, los perfiles más conservadores tienden a consumir y a distribuir más desinformación. “Mientras más conservadores somos, más limitados estamos en el reconocimiento de los sesgos que tenemos”, señala la directora de Lupa Media. Explica que cuando se refiere a personas ‘conservadoras’, no necesariamente habla de una tendencia política, sino de la forma de actuar en la sociedad. 

“La desinformación afecta a la democracia sin duda alguna”, afirma Serrano. Explica que los votantes toman decisiones con base en la información que reciben, por eso, “hay que propender a que la gente no caiga en el engaño”. 

Además, alerta Jaramillo, los ecuatorianos deciden cada vez más tarde su voto, incluso en el día de la elección, con la papeleta al frente. Las últimas conversaciones que tienen los votantes influyen en su voto y cada vez más se desprenden de lo que circula en internet.  “Va a influir incluso a los votantes que no están tan al día o que no ocupan todas las aplicaciones, porque ya no existen fronteras tan claras como había antes de la pandemia entre lo online y lo offline”, dice. 

La generación de contenidos falsos y engañosos también busca afectar directamente a los rivales políticos. Los tres expertos citados en este artículo concuerdan en que la campaña no se ha basado en ideas, sino en ataques, lo que ha provocado que se acentúe la polarización de la sociedad ecuatoriana. 

Esto, a su vez, hace a los votantes ecuatorianos más susceptibles al sesgo de confirmación o, en otras palabras, la tendencia de buscar, interpretar, favorecer y exponer información en una manera que confirma o apoya las creencias previas de una persona o grupo de personas.  

¿Cómo evitar caer en la desinformación?

En términos generales, Bazante aconseja “navegar el internet a la defensiva, porque la mayor cantidad de contenido que circula es desinformación o información sacada de contexto”. Jaramillo, por su lado, cree que hay que hacer una dieta digital, es decir, elegir las fuentes de información con base en su credibilidad.

Se recomienda no quedarse solamente con el titular, frase o meme de una publicación. Como consecuencia y en segundo lugar, hay que buscar la evidencia de la enunciación. A diferencia de los medios de comunicación, los generadores y distribuidores de desinformación no suelen proveer un enlace que amplíe y permita conocer los detalles de una publicación en concreto. Entonces, si no se puede ahondar en la información, lo mejor es dudar de la veracidad del contenido. 

En WhatsApp, el texto “compartido muchas veces” que aparece con algunos mensajes es una alerta de que el contenido puede ser falso, alerta Jaramillo y recomienda no seguir distribuyendo este tipo de mensajes. 

En tercer lugar, hay que buscar la fecha. El editor de Ecuador Chequea cuenta que otra tendencia de desinformación es tomar publicaciones del pasado y hacerlas aparecer como actuales. El cuarto punto tiene que ver con la autoría. El contenido debe estar firmado por un periodista o por la redacción de un medio de comunicación. Hay que preguntarse ‘¿quién está asumiendo la responsabilidad o la autoría de la publicación?’

“En quinto lugar y lo más importante, si no estoy 100 % seguro de que lo que voy a compartir es cierto, no lo comparto”, dice Serrano.  Por último, se aconseja ver si es que medios de comunicación, periodistas o fuentes oficiales han dicho algo al respecto. “En ese sentido soy optimista, en algún punto la cantidad de desinformación que va a circular va a poner nuevamente en relieve el rol del periodismo, de los periodistas y de los medios, de entregar evidencia”, concluye Serrano.

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Fabrizio Peralta Díaz

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