Por Kevin Cevallos / @KEVINCHOcp
Cuatro años después de que la estadounidense Miley Cyrus escandalizó al mundo con su movimiento de caderas, durante la ceremonia de los MTV Video Music Awards, el twerking trepó a la fama de la alfombra roja. Personajes como Beyoncé, Rihanna y Nicki Minaj hicieron de este baile el adictivo veneno de sus videoclips.
Durante las últimas décadas el ejercicio físico en las grandes ciudades se ha concentrado en los gimnasios o en rutinas al aire libre con instructores de huesos sueltos.
Pero la bailarina gringa Lexy Panterra pensó en el twerking como una técnica ideal para quemar calorías y ponerse en forma. Desde 2014 ofrece clases de Twerk Out -una variante estilizada del denostado perreo- en Los Ángeles. «Comencé a buscar la forma de crear un ejercicio que combinara el baile, el movimiento de cadera, pero que también fuera una excelente rutina cardiovascular», dice Panterra en su página web.
En Ecuador, por ejemplo, hay alguien que hace del twerking su estilo de vida. Andrea Ortiz, ’La Fresita’, fue la primera en impartir clases de este baile en Quito. “Al principio nadie daba un centavo por esto, ahora es lo que me da de comer día a día”, cuenta ella.