Por Rodrigo de Oliveira Andrade
SÃO PAULO, Brasil.- Cinco academias nacionales de ciencia y medicina de Alemania, Brasil, Sudáfrica y Estados Unidos pidieron medidas concretas para detener la polución. El pasado 19 de junio, desde la sede de Naciones Unidas, en Nueva York, los científicos exhortaron a los gobiernos, empresarios y ciudadanos del mundo a adoptar medidas concretas para prevenir los peligros para la salud humana asociados a la contaminación del aire.
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La declaración que resultó del encuentro propone un pacto global que involucre a todos los actores sociales en la formulación, diseño e implementación de políticas y tecnologías que reduzcan el daño que le hacemos al aire que respiramos y que provoca alrededor de 7 millones de muertes cada año, principalmente de mujeres, ancianos, niños y personas pobres.
“El pacto propone el reconocimiento del derecho al aire limpio y una articulación más efectiva que garantice el desarrollo de estrategias de control de la contaminación del aire, que ayuden a catalizar las inversiones para la promoción de políticas más sostenibles”, dijo el físico Luiz Davidovich, presidente de la Academia Brasileña de Ciencias, una de las responsables de la iniciativa.
El documento recomienda que todos los países prioricen la reducción de la contaminación del aire, implmetando controles de emisiones en la industria y adoptando combustibles limpios. Donde sea posible, las historias de éxito de ciudades y países individuales deben compartirse y usarse como lecciones para aquellos que luchan por mejorar la calidad del aire, instan las academias.
Según los científicos, la combustión de combustibles fósiles y biomasa para la generación de energía, la calefacción, la cocción de alimentos, el transporte y la agricultura, son el mayor causante de la contaminación del aire. Ese origen de contaminación es particularmente nocivo para los seres humanos, pues contiene grandes cantidades de material particulado —especialmente los menores a 2,5 micras (PM2.5)— transportado por el aire que al entrar al organismo humano perjudica los órganos, detalla el documento.
El pacto propone el reconocimiento del derecho al aire limpio y una articulación más efectiva que garantice el desarrollo de estrategias de control de la contaminación del aire, que ayuden a catalizar las inversiones para la promoción de políticas más sostenibles.
Luiz Davidovich – Academia Brasileña de Ciencias.
“Esas partículas dañan los pulmones, el corazón, el cerebro, la piel y otros órganos, aumentando el riesgo de enfermedades y discapacidades”, explicó el físico brasileño Paulo Artaxo, del Instituto de Física, de la Universidad de São Paulo, uno de los responsables del levantamiento y análisis de los datos del informe.
Para redactar el documento, los expertos analizaron los datos publicados durante las últimas décadas, sobre los impactos de la contaminación del aire en la salud humana y el medio ambiente. “Es la primera vez que academias de ciencias de varios países se asocian en un proyecto común para producir un llamado como este”, dijo el médico Paulo Saldiva, de la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo.
El documento detalla que la quema de combustibles fósiles es fuente de dos de los principales gases de efecto invernadero: el metano (CH4) y el dióxido de carbono (CO2), cuya acumulación en la atmósfera se asocia al calentamiento de la Tierra y muchos otros importantes cambios climáticos. “Si controlamos esa quema también se reduciría el cambio climático y se contribuiría a alcanzar el objetivo de limitar el calentamiento global promedio a 1,5ºC”, explicó Artaxo. Asimismo, según el documento, se evitarían 2,4 millones de muertes con esta acción.
Dadidovich dijo que existen políticas y soluciones alternativas para reducir los productos de la combustión, como poner fin a los subsidios fiscales para la producción y consumo de combustibles fósiles, los cuales, solamente en Brasil, sumaron alrededor de 21 000 millones de dólares en 2018, según datos del Instituto de Estudios Socioeconómicos.
Y Saldiva detalló que “los montos obtenidos con la eliminación de los subsidios podrían usarse en políticas de estímulo de fuentes alternativas de energía limpia”. También en investigaciones, tecnologías de control de la contaminación e infraestructura.
Para Dadidovich, otro factor importante son los impactos económicos. Se estima que los gastos generados por las enfermedades causadas por la contaminación del aire en 176 países en 2015 fue de 3 800 millones de dólares. “Además, esta carga también añade costos de atención médica que hasta pueden consumir los presupuestos nacionales de salud en los países en desarrollo”.
El biólogo William Laurance, de la Universidad James Cook, Australia, quien no participó en el informe, cree que una iniciativa como esta “es oportuna y vital para el bienestar humano”. Laurance dijo que las naciones en desarrollo en general, y las ciudades asiáticas en particular, especialmente de India, Pakistán y China, tienen la peor calidad de aire del planeta. “Vivir en estos lugares es como fumar un paquete de cigarrillos al día”.
El documento será presentado en la Cumbre sobre la Acción Climática 2019, en septiembre de este año, en Nueva York. “Al mismo tiempo, intentaremos realizar encuentros regionales para definir los objetivos, metas y plazos para alcanzarlos, junto con los tomadores de decisiones”, dijo el especialista. “Esperamos también que países como México y Argentina discutan alternativas y estrategias que concuerden con la realidad energética de América Latina, basándonos en el conocimiento científico y aspectos éticos y morales”.
*Este artículo fue publicado originalmente en SciDev.Net
