Por Xavier Reyes / @xavivire

En estos días, una buena amiga me preguntó qué tenía el fotógrafo Paúl Navarrete para recibir tantas muestras de afecto en las redes sociales y en la prensa luego de su trágica muerte. Antes de que yo, lento y estúpidamente distraído, le respondiera, escuché que se dijo a sí misma: “algo de especial ha de haber tenido”. Y las claves de ese “algo especial”, quizás, están en el discurso que dio en abril de 2014, cuando ganó la segunda edición del Premio Fotoperiodismo por la paz, con su trabajo Mejor no hablar de los niños suicidas.

El texto original de ese discurso está aquí. Lo podemos compartir en La Barra Espaciadora gracias a la generosidad del periodista Paúl Mena Mena, uno de sus amigos entrañables, con quien compartió su vida desde la infancia. Se trata del texto original o, como se suele decir, del borrador final que Paúl Navarrete escribió para la ceremonia de premiación.

Lo ponemos a consideración de ustedes con el afán de que sean sus palabras las que lo retraten. En sus líneas y entrelíneas, Paúl Navarrete nos dice mucho de su calidad humana y profesional, así como del periodismo, del país y del mundo que recorrió con su mirada. Hemos realizado una edición mínima, apenas un par de puntos y comas, y ciertos retoques de pura forma; el contenido va tal cual lo redactó. Sin duda, la lectura de este discurso explicará a muchos ese “algo especial” que convirtió a este fotoperiodista en un ser humano de aquellos que dejan lecciones de amor, entrega, alegría y esperanza.

© Paúl Navarrete
© Paúl Navarrete

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La verdad es que aquí arriba sí dan nervios. Ahora que está de moda, recuerdo que Gabriel García Márquez dijo que ganar un premio era como estar en tu propio funeral, en un grupo de amigos vestidos de luto solemne, pero con un ánimo de fiesta. “Todos parecíamos dichosos de estar juntos -dijo García Márquez- y yo más que nadie, por aquella grata oportunidad que me daba la muerte de compartir con mis amigos”. Lo dijo al recibir el Nobel de literatura. Y es que si bien es cierto esto no es el Nobel, creo que en el país y en el ambiente fotográfico de hoy se le asemeja bastante, por eso quisiera empezar agradeciendo a la familia de Juan Antonio y a Paradocs por la flamante organización del concurso. Es notable la cantidad de esfuerzo que invierten en la producción para que todo salga impecable. Y la verdad que sí tengo nervios.

Es un verdadero honor para mí el haber sido electo ganador de esta segunda edición del premio. Lo bueno es que el jurado es internacional y no da chance a amarres, jajaja… porque si no muchos dirían que es amarre, jajaja… Y es que así somos, si yo no ganaba y no hubiera sido este jurado hubiera dicho lo mismo. Pero es un honor más grande para mí el recibir el premio de las manos de la madre de Juan Antonio; señora, siéntase feliz de lo que fue Juanito y de lo que logró y sigue logrando, hoy por hoy todos nos peleamos por decir cuál fue más o mejor amigo del Juanito, creo que pocas personas en el mundo podrán disfrutar de una competencia tan noble como esta. Como yo entro en la competencia puedo decir que fui su amigo, tengo grandes recuerdos del Juanito, incluso una camiseta polo que después de una noche de fiesta me prestó para poder ir al trabajo sin llegar con la misma ropa, porque el Juanito era eso: generosidad en abundancia.

Cuando estuve en Madrid asistí a una fiesta del grupo del Máster del Juan Antonio y su grupo me reclamaba: «¡eres de Ecuador y no cantas como el Juan!». Lamentablemente, no pude encontrarme con él en Madrid. Cuando yo estuve ahí, él estaba en China y cuando regresó yo estaba fuera de Madrid. Intentamos cuadrar para vernos muchas veces, pero así es la vida, no pudimos. Nos volvimos a ver aquí en la misma discoteca en la que disfrutábamos y donde nos despedimos antes de su eterno viaje. Conversamos largo. Claro, sobre lo único de lo que hablábamos los fotógrafos: fotografía. Recuerdo que me dijo estoy usando el 35 fijo, ¡maricón, ha renacido la fotografía! Gran lección la de ese día. Y es que así aprendemos los fotógrafos, de consejos y charlas honestas de los panas. Quedamos en hacer un proyectos juntos, me brindó un Marlboro blanco y me dio su número.  “Llamarás, maricón, pero llamarás, llamarás, maricón”. No alcancé a llamarlo. Sin embargo, continué y hoy intento finalizar el proyecto del que hablamos esa noche. Porque eso es lo que se debe hacer, ¡el mejor homenaje para el morlaco siempre será el hacer fotos!, ¡siempre que suene el click de una cámara de algún amigo del Juanito, donde él se encuentre, él será feliz!

© Paúl Navarrete
© Paúl Navarrete

Por eso Fotoperiodismo por la paz es la mejor manera de honrar su nombre, y participar en el concurso es la mejor manera de demostrar el cariño por el Juan.

El año anterior tenía ese peso de no haber enviado nada y este año me atreví. Y digo que me atreví porque hoy en día la fotografía pasa por su mejor momento, con sus pro y sus contras. Aquí estamos rodeados de fotógrafos excelentes quienes antes que dominar la técnica y el encuadre de este negocio primero son buenas personas, como dice Kapuscinski. Y creo que esta sala se desborda de buenas personas y me atrevo a decirlo porque por suerte conozco a la mayoría. El único momento de la vida en que me siento yo mismo es cuando estoy con mis amigos.

El trabajo con el que participé es una deuda pendiente, si en la vida podemos tener superhéroes, para mí lo es mi madre. Por eso, madre, esta es una manera de agradecerte y decirte que los años que estuvimos separados por la migración ¡valieron la pena! La relación con mi madre es la más seria que he tenido en toda mi vida. ¡Gracias madre!

Hoy luzco esta camiseta que fue un bonito merchandising de la Senami, y no sé qué más alcances tuvo. Y para mí, cada día, esta frase adquiere más sentido: «Todos somos migrantes». Este es un nuevo país fundado por migrantes, porque los migrantes no solo fueron dinero y remesas, fueron nuevas ideas, orden, disciplina, trabajo y mucho amor por el país. Creo que debemos dejar de mirarlos como cifras y números y empezar a humanizar a estas personas que hombro a hombro salieron para ofrecernos un futuro mejor, un país mejor.

Siento a veces mucha ingratitud con el migrante. Es cierto que hoy hemos sido calificados como el ‘milagro ecuatoriano’ y que alrededor de la migración hay muchas historias de éxitos y fracasos, pero no podemos hacernos de la vista gorda y continuar asumiendo que nada pasó, todavía existen cicatrices relacionadas con la migración.

© Paúl Navarrete
© Paúl Navarrete

Tanto dentro como fuera del país. Todavía hay cosas que como país debemos sanar y aceptar porque detrás de todas las remesas que nos trajeron los migrantes están familias destruidas, casas abandonadas, gente endeudada, desaparecidos, desempleados,  adolescentes embarazadas, drogadicción…

Por eso, ese es mi tema: la migración. Específicamente, los niños de Chunchi, su soledad e incomprensión. Pasa que después de que vemos en todos los noticieros familias llorando en el aeropuerto o familias mirándose por internet, los medios no han contado qué pasa ahora con estas familias. Cuando llegué a Chunchi solo recibí hostilidad y desprecio, nadie quería hablar y hasta se negaba oficialmente que ahí pasen cosas muy injustas. Pero es comprensible, un funcionario municipal me dijo que una vez la prensa francesa había ido para hacer un reportaje de migrantes. “Incluso les llevamos donde la familia del chico asesinado en Tamaulipas, luego ofreció enviar el material y nunca más volvió. La prensa ha venido, ha hecho plata y no se ha preocupado de investigar a fondo nuestros reales problemas”, me dijo ese funcionario. Pasa que a los habitantes de Chunchi les molesta que les llamen pueblo de suicidas y les molesta más una crónica de su dolor que salió publicada en Soho junto a una llucha. El título de la nota fue Chunchi, el pueblo de los niños suicidas.

Cómo plantear y escoger el tema fue una suma de conversaciones y debates con gente que en este largo camino llamado vida a uno le aportan para bien o mal. Y gran parte de la producción de este trabajo y su presentación la debo a Marcela Riera, Eugenia Égüez y Carlos Ullauri. Gracias a sus cuestionamientos, críticas y presiones para concretar el trabajo.

Y ahora que he dicho gracias… una vez leí que las personas más felices son las que más agradecen y esta noche quisiera ser muy feliz; por suerte en mi vida tengo a muchas personas a quienes agradecer. Quisiera empezar agradeciendo a Paco Granja por ayudarme a ingresar a este viaje llamado fotografía, a Gianna Benalcázar por enseñarme que la fotografía puede cambiar el mundo; ella logró, con una foto, brindar una beca de estudios a un niño de escasos recursos, nunca lo voy a olvidar. A Paúl Rivas por joder tanto para que me vaya de migrante como él a Madrid a estudiar. A lo largo de tantos trabajos uno encuentra buenos amigos, hoy comparto plantilla con los mayores de edad de la fotografía, jajaja, por viejos, Jorge Vinueza, Álvaro Ávila y Yolanda Escobar. Si uno realmente busca referentes en este país tiene que mirar, como yo digo, a la mamá de los pollitos y aprender de la disciplina, rigurosidad y ética de Dolores Ochoa. Ver una de tus fotos es querer sentir como tú. Pero esto de sentir es complejo, por eso es agradable contagiarse de la sensibilidad de Cecilia Puebla. Gracias a ustedes dos por refrescar este ambiente de hombres, demostrando muchas veces que han tenido más valor para estar donde los machitos no hemos podido. Es agradable encontrarse con mujeres en este medio que, como en la mayoría de casos, ha sido gobernado por hombres, pero es más agradable saber que la mujer que más bullying y jodas te hace y con la que no puedes es la más buena onda y generosa, la única que te puede dejar su equipo por meses porque el tuyo se quedó en EEUU y no tienes con qué trabajar, Sole Rosales, muchas gracias por estar en los momentos indicados y siempre pendiente. Y es que es muy bkn saber que a tu lado siempre está el Jota Jácome para hacer bullying o pelear, ¡o invitarte un café! O el Alfredo Cárdenas para enseñarte que nunk es suficiente y que la foto siempre puede ser mejor. Y es que eso somos, un grupo de soñadores buscando la perfección y el color, esto no lo entendí hasta que fui descolado de mi primer y único colectivo de fotografía. Si algo aprende uno al trabajar en grupo es que uno tiene que aprender a trabajar con el malgenio y el no haber almorzado de los compañeros, gracias a Alejo Reinoso, Carlos Pozo y Fernando Sandoval, sin las tertulias de las tardes el color y la búsqueda de la perfección no tendría sentido, creo que esta fue una época de mucha producción fotográfica gracias al apoyo y presión de Sí hay la foto.

© Paúl Navarrete
© Paúl Navarrete

Es que esta vida es aprender y más si es en asados, cervezas y plantoneras eternas o coberturas aburridas. Y uno nunca deja de aprender de Pato Terán, Galo Paguay y Palermo, tanta meticulosidad y humildad solo se las puede aprender de ustedes. Gracias a Diego Pallero y Jenny Navarro, hay algo q los filósofos para hacerse los interesantes llaman alteridad y es el reconocerse en el otro, si esto sería de carne y hueso serían ustedes dos. Gracias por enseñarnos que los proyectos necesitan solo fuerza día a día, por enseñarnos a luchar contra las adversidades, por mostrarnos que la fotografía no es un ejercicio vertical, jerárquico, donde el que tiene la cámara es dueño de la verdad y que es el protagonista, gracias por compartir sus fotos horizontales, que a más de uno nos ha sacado muchas lágrimas de ternura y amor, gracias por enseñarnos a disparar con el corazón.

A Coco, Paula y Santiago, a Paradocs, gracias de verdad por este despliegue de fuerzas para hacer todo esto, gracias por este detalle de premiación. El Coco sabe lo que es ganar un premio y que la premiación te la prometan hasta ahora, jajaja. Es bueno darse cuenta que los fotógrafos son buenas personas en todo el mundo, en Madrid encontré muchos majetes agradables, mis compañeros de aula, Raúl, Roberto Palíndromo, Fernando, Ari, Amparo y Alberto, los echo mucho de menos todos los días, espero verlos pronto. Pero no solo ellos fueron hospitalarios, debo agradecer a Olmo Calvo, David Fernández, Luca Piergeovany, Samuel Sánchez y Elena Buenavista; todas la cervezas en cada maní o cada movilización. Uno siempre se queja de los editores, jajaja… En este caso yo quiero agradecer a los que fueron para mí como directores técnicos en mi trabajo, Eva Fiher, de DPA, y Carlos Luna, de Telam, muchas gracias, cada puteada sirvió de mucho.

No soy muy futbolero aunque le voy al Aucas, eso de ser sufridor viene desde pequeño, pero creo q si para el país el haber clasificado al mundial por 3ra vez y que la Liga gane la Libertadores fue de enorme emoción, en los fotógrafos eso solo se puede igualar con que Karla Gachet gane un Word Press, el primer WP para Ecuador, así que Karla e Iván, gracias por las imágenes que día a día nos enseñan que el fotoperiodismo es un compromiso de vida y que cada foto puede decir mucho, pero además puede ser bellísima. Es un honor para mí saber que participaron en este concurso y que ustedes marcaron el nivel de selección.

Carlitos Noriega, gracias por ser el único pana que llama por teléfono sin ningún motivo, jajaja, gracias por ponerle altura a mis fotos. Y bueno, Martin Jar, jajaja, gracias pana! Por aguantar las quejas, críticas, chismes y afines, jajaja, gracias por tu amistad honesta y de combate. Esperemos estar pronto editando los proyectos futuros y aterrizando los sueños.

Pero no solo de fotos vive el hombre, gracias a Ney, Gabriel y Paúl Mena por ser más que mis hermanos, por ofrecer siempre un hombro para llorar, por ser el desfogue de las adversidades y las soluciones incondicionales.

No sé quién fue el zoquete que dijo que detrás de un gran hombre hay una gran mujer, me parece zoquete de doble vía porque no creo que deba estar detrás sino junto. Y no creo que tenga que ser solo una, si pueden ser varias… jajaja. Quiero agradecer a las mujeres que acompañan mi vida, mis hermanitas bebés Evelyn y Daniela, mi abuela Rosita, mi suegra Pepita y mi gran amiga Maderita.

A la mujer incondicional, Carito, gracias por aguantarme y apoyarme, por saber y entender que la fotografía es muy importante para mí y que a pesar de que físicamente nos separa siempre regreso a casa para recibir tu sonrisa. Gracias por duplicar esa sonrisa y saber que en unos días nuestro cachorro duplicará las emociones en casa, gracias por enseñarme que todo es posible con amor. Lo que mejor he hecho en mi vida no son mis fotografías, sino mi hijo, a él quiero dedicarle este premio esta noche, a mi cachorro que está próximo a aterrizar. Pequeño, te espera un mundo duro y fuerte, pero un mundo lleno de gente como estos panas fotógrafos que te mostrarán que la vida tiene sentido, ¡gracias a todos por sus fotos!

Sé que me voy a olvidar de muchos y que ya les estoy aburriendo. Para finalizar, quiero agradecer a todos los colegas que participaron en el concurso, a todos con los que de una u otra manera compartimos este lenguaje, a toda la familia Serrano por mantener la memoria de Juan Antonio viva, a todos los que hemos hecho ¡click! A todos, muchas gracias.

 

6 COMENTARIOS

  1. Me apeno mucho que muriera ya que lo conoci, no como un fotografo talentoso como muchos lo dicensino como un arrogante tipo que se creia de lo mejor, su trabajo no me parece bueno de hecho conozco estudiantes que hacen mejores fotografias, ahora es un heroe ya que murio haciendo un trabajo que de hecho muchos lo hacen y de mejor manera, ya dejenlo de apologizar que era normal, nunca cambio nada nunca hizo nada escepcional

  2. Intactos los recuerdos, es como verte y escucharte, así sonriendo y bromeando siempre. Pronto espero ver florecido el jardín frente al paisaje en el que nos dejaste.

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