En Alhucemas, al norte de Marruecos, hay protestas y represión. Pero también hay turismo a espaldas del drama. Más de 280 manifestantes han sido detenidos desde que el 20 de julio se iniciaron las acciones en reclamo por la falta de condiciones para trabajar legalmente. El fotoperiodista Olmo Calvo registró el contraste entre dos mundos que cohabitan un mismo territorio.
El pasado 20 de julio del 2017, miles de personas salieron a las calles de la ciudad de Alhucemas, en el norte de Marruecos, para exigir la liberación de los más de 200 activistas detenidos en las diferentes manifestaciones que se han organizado en todo el territorio del Rif, durante los últimos 9 meses.
El 28 de octubre de 2016, la policía detuvo a Mohcin Fikri, un joven pescador de 31 años, por llevar en su coche 500 kilos de pez espada, una especie protegida durante esa época del año. En el transcurso de la operación, Fikri murió triturado en el interior del camión de basura donde los policías habían tirado su pescado. La versión oficial dice que él mismo se arrojó dentro del camión mientras pulverizaban la mercancía incautada, pero miles de personas lo cuestionan protestando desde entonces.
Y es que el caso de Fikri provocó la indignación de los rifeños, históricamente marginados por el Gobierno de Rabat. Los activistas del Movimiento Popular del Rif (Hirak) denuncian la falta de infraestructuras, hospitales, escuelas y, sobre todo, de empleos. Una situación que provoca que muchos jóvenes tengan que trabajar ilegalmente, como Fikri, para poder sobrevivir.
Las autoridades, en vez de escuchar las demandas de los manifestantes, optaron por reprimir las protestas y detener a sus referentes.
Pero eso no atemorizó a la población, que continúa tomándose las calles hasta el cierre de esta edición.
En pleno julio las imágenes del enfrentamiento entre los jóvenes y los policías que controlan toda la ciudad se mezclaron con las de los turistas que disfrutaban de las playas o plazas de Alhucemas, convertida en la capital de una pequeña revolución para conseguir derechos sociales para el Rif.
La ciudad de Alhucemas, de 56 000 habitantes censados, es el centro de las protestas en las que se pide trabajo e inversiones públicas en infraestructuras.
Tiene muchos barrios humildes que crecen de manera descontrolada en lo alto de los montes que rodean al puerto.
La imagen del rey Mohamed VI está presente en todos los rincones de la ciudad, bares, tiendas y mercados como el de la foto, donde personas sin empleo se sientan a la espera de que surja algún trabajo eventual
Un hombre grita a la policía durante las protestas del día 20 de julio en Alhucemas. A pesar de que el Gobierno prohibió la manifestación, miles de personas salieron a las calles.
Policías antidisturbios cargando contra los manifestantes el pasado 20 de julio en la plaza Ifriquia en el centro de Alhucemas. Cientos de policías intentaron impedir la protesta, prohibida por el Gobierno, pero la gente se manifestó en todos los barrios de la ciudad.
Varias personas ayudando a un hombre muy afectado por la inhalación de gases lacrimógenos durante las protestas del día 20 de julio. A lo largo del día hubo muchos heridos, incluido un joven en estado muy grave por un impacto en la cabeza que tuvo que ser trasladado a un hospital de Rabat en helicóptero.
Un día después de la gran manifestación del día 20 en Alhucemas, la plaza de Mohamed VI en el centro de la ciudad, estaba llena de familias disfrutando el buen clima del mes de julio.
Varios jóvenes haciendo una barricada con fuego en el barrio de Afazar, en las afueras de Alhucema. Dos días después de la gran protesta del día 20 de julio, todavía había enfrentamientos entre vecinos y policías en algunos barrios de la ciudad. (Olmo Calvo)
Jóvenes se enfrentan con piedras a la policía en el barrio de Afazar para impedir que entren a detener a activistas del barrio. La policía marroquí entra por las noches o muy temprano por las mañanas para arrestar a la gente en sus casas.
Hodda Sekatti, rezando en su casa, junto a dos de sus hijas, momentos antes de salir para coger un autobús y ver a su esposo El Hannoudi El Habib, preso en la cárcel de Oukacha de Casablanca por participar en las protestas. El Habib es conductor de autobuses y fue detenido cuando terminó de trabajar el 29 de mayo. Desde entonces permanece encerrado junto a más de 200 personas detenidas por protestar.
Todos los martes sale un autobús desde Alhucemas hasta Casablanca para que los familiares de las personas detenidas en las protestas puedan visitarles. El autobús tarda 12 horas en llegar hasta allí.
El autobús para que los familiares de presos puedan viajar a la cárcel de Casablanca está pagado por el sindicato Unión Marroquí del Trabajo (UNT), ya que hay varios sindicalistas detenidos.
En el autobús viajan esposas, madres, padres, hermanos e hijos de las personas encarceladas.
Una casa del humilde barrio Afazar en las afueras de Alhucemas. Una de las reivindicaciones del Movimiento Popular del Rif (Hirak), precursor de las movilizaciones, es una mayor inversión pública para el desarrollo de la región
Playa de Carabonita con una gran bandera de Marruecos en medio de la arena. Alhucemas es una ciudad turística, y mientras se suceden las protestas, mucha gente disfruta del mar. Los jóvenes activistas usan también las orillas para denunciar la situación y suelen juntarse en grupos para gritar a favor de las reivindicaciones sociales.
Jóvenes juegan con una pelota en el parque Corniche Morro Viejo, en obras desde hace más de un año. Muchos jóvenes huyen del país en botes de goma hacia España ante la falta de empleo y la represión policial.
Un hombre caminando por la Plaza de Mohamed VI, en el centro de Alhucemas. Muchos comerciantes y hosteleros se quejan de la disminución del turismo debido a las protestas de los últimos 9 meses.
Policías antidisturbios cargan contra un grupo de mujeres que se manifestaban el pasado 20 de julio en el centro de Alhucemas. El papel de las mujeres en las reivindicaciones es fundamental, siendo algunas referentes de las protestas.
Un grupo de mujeres con el puño en alto grita a la policía durante las protestas del día 20 de julio en Alhucemas. La lucha por derechos sociales tiene el apoyo mayoritario de la sociedad rifeña.
Vecinos del barrio Román de Alhucemas observan el despliegue policial el día 20 de julio por la noche. Después de las masivas manifestaciones en todos los barrios de la ciudad, las protestas continuaron por la noche con enfrentamientos entre jóvenes y policías.
Un grupo de jóvenes de los barrios periféricos de Alhucemas observando la ciudad desde las montañas cercanas. La falta de trabajo es uno de los principales problemas sociales de la región.
Jóvenes del barrio de Afazar se enfrentan con la policía para impedir que entren al barrio a detener activistas un día después de la gran manifestación del 20 de julio. En ocasiones el intercambio de piedras y botes de humo dura toda la noche.
*Olmo Calvo es fotoperiodista de Santander, España. Trabaja de manera independiente para medios de España y de fuera de España.
Desde el 2005 ha realizado reportajes en diferentes países de América Latina, Europa, Oriente Próximo y África, relacionados con los derechos humanos.
Durante los últimos años ha documentado la crisis económica y social en España, y la tragedia de los refugiados en su camino hacia Europa. Algunos de sus trabajos han sido reconocidos con diversos premios: Premio Internacional de Fotografía Humanitaria Luis Valtueña, Premio Internacional de Periodismo ABC, Pictures of the Year, Pictures of the Year Latam, Premio Nacional de Fotoperiodismo. Visita su sitio: www.olmocalvo.com