Por César R. Espín
Costa Rica, Diciembre 2015
A mediados de noviembre del 2015, miles de migrantes cubanos marchaban a paso rápido, estampando su huella a través de América Central con la esperanza de llegar a los EE.UU. Nicaragua, casi de inmediato, cerró sus fronteras negándose a permitir el paso de estos migrantes. Esta respuesta obligó a muchos cubanos a quedarse varados en la frontera entre Nicaragua y Costa Rica (dos países con una larga historia de enfrentamientos), provocando así una crisis social y política que involucró a algunos países (entre ellos Ecuador). Costa Rica no tuvo más remedio que encontrar refugios y albergues temporales para acoger a cerca de 3 000 cubanos.
Mientras San José busca rápidamente la manera de sacar del país a los cubanos (aduciendo falta de dinero para ocuparse de ellos) y Nicaragua sigue poniendo de lado su amistad política con Cuba, y continúa negándoles el paso, estos refugiados pasaron de la noche a la mañana de ser refugiados económicos a ser refugiados políticos, y resultan ser una carga molesta. Nadie los quiere en sus vecindarios.
César Rafael Espín León (Otavalo, 1976) está radicado en Indianápolis. Es Ingeniero y Analista en Sistemas de Información Geográfica y Teledetección por la Indiana University. Máster en Relaciones Internacionales por la Universidad Nacional de Costa Rica. Ha realizado trabajos de investigación académica así como también ha colaborado con varias plataformas de información en línea y en físico de varios países, aportando con artículos, columnas y ensayos de opinión e investigación social independiente.