Fotos de Edú León / @EduLeon_photo
El 19 de mayo se cumplieron siete meses de la muerte de Vanessa Landinez, cuyo cuerpo sin vida apereció en octubre en un hotel de Ambato, con signos evidentes de violencia.
En Ecuador, el feminicidio es delito desde principios del 2014, cuando la Asamblea Nacional dio luz verde a un nuevo Código Penal que así lo tipificaba: “La persona que, como resultado de relaciones de poder manifestadas en cualquier tipo de violencia, dé muerte a una mujer por el hecho de serlo o por su condición de género, será sancionada con prisión de 22 a 25 años”.
Pero el caso de Vanessa nos recuerda lo lejos que está el aparato judicial de hacer cumplir estas leyes y sancionar su violación. Irregularidades en el transcurso del juicio así como abogados y Fiscalía anclados a un pasado apolillado y patriarcal, dieron la libertad al presunto asesino de la joven.
Seis de cada diez mujeres sufren violencia de genero en Ecuador. Según la Comisión de Estadística de Violencia de la Fiscalía General del Estado, entre enero y diciembre del 2013, por ejemplo, se registraron 336 homicidios por violencia de género en el país.
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