Fotos: Esteban Valencia. Texto: Natalia Quiceno
Las huellas que se resisten a desaparecer, la vitalidad, la vida, la fuerza que emerge de las ruinas parecen ser la forma como el pueblo afro de la región del Medio Atrato y el municipio de Bojayá reinventa la vida. Así se enfrentan día a día a las transformaciones de sus territorios, a la llegada de nuevos actores y a la interlocución con otras lógicas y con otros modos de comprender el mundo.
El horror y el dolor hacen parte de la historia de este pueblo, pero no son esos los códigos bajo los cuales ellos se definen. La espiritualidad y las relaciones entre ríos, la gente, los santos y las plantas les han permitido reactivar día a día la fuerza para vivir a pesar de las ruinas que ha dejado y sigue dejando la guerra.
Moverse, embarcarse, navegar y viajar tienen sentidos vitales en las tierras del Chocó. Visitar un pariente en un pueblo cercano, acompañar una última novena o un velorio, participar de una fiesta patronal, cumplir una manda o promesa, buscar el pescado, transportar alimentos, viajar para una cita médica, estudiar, o simplemente pasear son tareas que constituyen su lucha y su identidad. Embarcarse es todo un arte en los ríos del Chocó. La gente es del río y es su nombre el que los identifica. Viajar por el Atrato es recorrer un paisaje donde se conjugan la lucha y la resistencia por la vida con las huellas de la guerra. La vida de la gente, la vida de la selva que se sobrepone a las ruinas.
Pero, las ruinas, como la guerra, también resisten y siguen haciendo parte del presente. En los días en que este texto se redactó llego la noticia de que nuevamente el pueblo de Bellavista, en Bojayá, había sido atacado. ¿Hasta cuándo?
En el departamento del Chocó, al norte del Pacifico colombiano, en la región conocida como el medio Atrato, desde mediados de la década del 90, las comunidades afrocolombianas han vivido la incursión de ejércitos legales e ilegales en sus tierras. Estos son los horrores de la guerra que hasta hoy continúa marcando sus días. Esta experiencia de vida en medio del conflicto armado ha puesto en juego las formas de vida propias de las comunidades negras y, sobre todo, la posibilidad del disfrute y usufructo dignos de sus territorios colectivos.
Esteban Valencia Patiño: (21 de Febrero de 1990), nacido en la Ceja, municipio situado al oriente de Antioquia (Colombia). Estudiante de segundo semestre de Antropología de la Universidad de Antioquia.
Natalia Quiceno: Antropóloga con maestría en ciencia política. Actualmente doctoranda del programa de Antropología social del Museo Nacional en Rio de Janeiro. Es investigadora asociada al grupo Cultura, violencia y territorio del Instituto de Estudios Regionales de la Universidad de Antioquia, en Colombia. Su trabajo de investigación esta concentrado en las experiencias en torno a la migración forzada, la memoria y las lecturas del conflicto armado en Colombia desde una perspectiva etnográfica. Actualmente desarrolla un trabajo de investigación con comunidades negras en la región del Medio Atrato Chocoano, en el Pacifico