Por Fernanda Gallardo
En Semana Santa, Sevilla se transforma. Desde el Viernes de Dolores, que este año cayó en 7 de abril, hasta el Domingo de Resurrección, el 16 de abril, se suceden distintas representaciones religiosas, conmemorativas y festivas. Alejandra disfruta con fervor cada detalle que ofrece la capital andaluza. Esta mujer colombiana ha dedicado tres días seguidos a observar estas expresiones religiosas que se remontan a la Edad Media.
Las 60 hermandades sevillanas, reunidas en el Consejo General de Hermandades y Cofradías de Sevilla, exponen los cortejos procesionales durante estos días en un evento que reúne a casi 70 000 personas entre músicos, nazarenos, costaleros y servidores.
“La aparición súbita de las cofradías por las calles es algo que te impacta –dice Alejandra–. El acompañamiento musical, las vestimentas de cada personaje, el canto de las saetas desde los balcones, es todo muy impresionante y merece la pena mirarlo..”.
Alrededor de 30 costaleros sostienen cada plataforma o paso. El paso soporta una imagen religiosa específica y se viste con faldones de terciopelo. Hasta 116 pasos recuerdan la pasión, muerte y resurrección de Cristo y cada representación es un espectáculo particular en las calles sevillanas. La peana, en cambio, es una canastilla de madera noble, tallada al estilo barroco, y adornada con flores, candelabros iluminados, faroles y, por supuesto, con las imágenes.
Los itinerarios para este espectáculo religioso que se repite cada año están marcados estratégicamente y, aunque es muy fácil que un andante se pierda entre las aglomeraciones, la energía que proyecta cada acto en el recorrido hacia la catedral es una muestra del tradicional fervor religioso y del arte que caracterizan a esta ciudad.