Por La Barra Espaciadora / @EspaciadoraBar
De pronto, el video que subiste a YouTube ya no está ahí y tampoco el tuit que acabas de enviar desde la peregrina convicción de que las redes sociales son un nuevo espacio para hacer política. Te has convencido de que la web es un nuevo territorio de disputa en el cual, con habilidad, la ley de la gravedad tiene su antítesis y su antídoto, y quienes están fuera de los círculos del poder podrían imponerse desde abajo. Te has convencido de que las redes sociales han abierto un campo en el que puedes ejercer tu libertad de expresión, desahogarte, quejarte, llorar, reír, convocar, postear, autoengañarte…
Pero tu post ya no está. Vives en Ecuador y esa ilusión infinita de libertad (o ilusión de libertad infinita) se da contra la pared porque no sabes cómo ni por qué tu post ya no está. No se trata de mensajes pornográficos o alegorías a la muerte, a la violencia, al sexismo, a la discriminación… Tu post era político y probablemente podía reventarle el hígado a la Revolución Ciudadana. Te imaginas la facturación de Google o Twitter y te ubicas, miras tu real cuota de poder (un voto) en el Ecuador del siglo XXI y mejor te acomodas. Lo aceptas, tu post fue bajado de la web, así que mejor empiezas a entender: hay una mano invisible que está censurando tus comentarios, videos e intenciones. Esa mano invisible se llama Ares Rights.
En los últimos años, pasaron por esa experiencia varios usuarios de Twitter. Le sucedió a Diana Amores (@Diana_Amores), quien había ofrecido que haría una cobertura especial de la marcha convocada por los sindicatos en Quito, el 19 de noviembre, para rechazar las políticas del gobierno. Horas antes de esta manifestación, su cuenta fue bloqueada. La suspensión se originó en un pedido de la empresa española Ares Rights, debido a que había difundido, a inicios de año, las capturas de pantalla de los correos que la empresa le había enviado advirtiéndole de las consecuencias de sus publicaciones.
FileNotFound from Ares Rights on Vimeo.
El 21 de noviembre también fue notificado con la suspensión de la cuenta Juan Carlos DL (@carlitoswayec). El 25 fue el turno de Carlos Andrés Vera (@Polificcion). Los dos sostienen que Ares Rights está detrás.
Los tres tuiteros ya volvieron a la red en las últimas dos semanas, pero han tenido un año de suspensiones (a Carlos Vera, incluso, le habían dicho que era una cancelación definitiva). No es la primera vez que Twitter juega con estas tres cuentas. En julio pasado fueron suspendidas, simultáneamente, también por pedido de Ares Rights.
Ares Rights, una vieja conocida
En los dos últimos años, Ares Rights se ha erigido como la mejor defensora de los derechos de autor en Internet. La coincidencia la condena: ha logrado que se bajen de la web los contenidos que no le interesan al gobierno de Rafael Correa. La legalidad la salva: hasta la fecha, no hay registros en papeles (contratos, cartas de intención, convenios, facturas, etc.) que la involucren. Sin embargo, su mano invisible ha dejado huellas.
En diciembre del 2012, las plataformas de YouTube y Vimeo retiraron el documental Rafael Correa: Retrato de un padre de la patria, debido a un reclamo interpuesto por Ares Rights (ojo en el argumento) por contener “imágenes no autorizadas” tomadas de Ecuador TV. Si bien el trabajo de Ares dio resultados con la inmediata eliminación del video en internet, Villa inició un proceso de apelación que al cabo de cinco meses le dio la razón, haciendo que los canales de video restablecieran el documental.
En el 2013, YouTube y Vimeo también censuraron un video del realizador Pocho Alvarez, que denunciaba la intervención minera del gobierno ecuatoriano en la población norteña de Íntag. Tras ser censurado, Álvarez dio a conocer que Ares Rights había señalado que había imágenes de Ecuador TV usadas sin la autorización del canal.
Es posible que el argumento de Ares sea válido y no exista un papel firmado o algo que autorice el uso arbitrario del material de Ecuador TV. Si así es, hay legislación suficiente para darle la razón. No obstante, quedan abiertas preguntas para la réplica: si Ecuador TV es un canal público, al igual que otros en el mundo, ¿no se supone que su naturaleza de canal público le permite al ciudadano, a cualquiera, utilizar sus contenidos para los fines que considere pertinentes?, ¿no es eso, justamente, lo que le debería caracterizar y diferenciar del resto de medios privados?, ¿por qué Ares Rights no actúa del mismo modo cuando el presidente Rafael Correa, en sus cadenas y sabatinas, usa imágenes de Ecuador TV, Teleamazonas, Ecuavisa, etc. para atacar a sus opositores o ridiculizarlos con sus contradicciones y dislates?
Pocho Álvarez aclaró que usó esas imágenes porque luego de su difusión podían considerarse públicas.
Ares Rights también habría intervenido para censurar la publicación de documentos de la Secretaría Nacional de Inteligencia, que mostraban la adquisición de equipos para espionaje y seguimiento. La insistencia de los usuarios que habían respaldado esa información hizo imposible que desapareciera de la red.
Desde esa fecha, son incontables las intervenciones de Ares para censurar contenidos en Internet. Según el reporte de transparencia de Google, está un reclamo que hizo a nombre de Fernando Alvarado, secretario de Comunicación del Régimen de Rafael Correa, quien por esa vía logró sacar de la web una fotografía de orden personal. Asimismo, se logró el retiro de la web de un afiche colocado por el abogado Pedro Granja, con el rostro de Jorge Glas Viejó sentenciado por la justicia bajo el cargo de violación a una menor de edad. El imputado es padre del actual vicepresidente ecuatoriano. Cuando el cartel fue colocado en internet, Glas estaba en calidad de prófugo de la justicia ecuatoriana y por eso el abogado Granja, defensor de la menor, colocó en internet el afiche. Nuevamente, Ares apeló que tenía registrada a su nombre esa imagen y logró sacarla de la red.
Varios casos de censura han sido recogidos por la Electronic Frontier Foundation, la principal organización mundial de defensa de los derechos de los usuarios de Internet. La publicación de este artículo en su página web, en mayo de 2014, motivó a que Ares actuara más discretamente hasta octubre. Una investigación hecha en 2013 por Adam Steinbaugh, especialista estadounidense en derecho y tecnología, develó la forma de actuar de Ares Rights y sus vinculaciones con el gobierno ecuatoriano y con el gobierno de Argentina. El autor hizo varias publicaciones relacionadas con el tema y Ares guardó silencio, aunque seguía actuando en otros casos. Incluso, dio un giro y buscó la censura de contenidos periodísticos que hacían referencia a su propio sistema de trabajo. Los medios electrónicos cuestionados fueron Plan V y La República.
Más adelante, Ares puso su mira sobre el mismo Steinbaugh y, apelando a violaciones a derechos de autor, le solicitó el retiro de una publicación sobre Ares y su relación con el gobierno de Ecuador. La respuesta del experto no se hizo esperar y tras detallar sus argumentos legales de defensa en un correo, puso muy clara su posición con un corto pero sonoro “fuck off”.
Claro, el investigador puede decirle a Ares “fuck off” las veces que quiera, pues más allá de su interés académico o de activismo no tiene una vinculación política con la realidad ecuatoriana. El tema, aquí, va más allá. Si bien Ares Rights es una mano invisible que deja huellas, esas huellas aún no conducen a nadie. Sabes que alguien está bajando tus tuits y videos de la web, lo tienes al frente, pero estás con los ojos vendados. Sabes que esa mano invisible que pide que te censuren no actúa sola, no tiene vida propia, es la parte de un todo más complejo. ¿cuál es la correspondencia entre la mano invisible de Ares Rights, la que censura, y la mano que fabrica trolls (¿les suena el nombre de Ximah?) y arma estrategias de acoso en redes? La pregunta suena pertinente y la respuesta apenas nos remite a sospechas, conjeturas, especulaciones y acusaciones en voz baja.
Sin duda los opositores al gobierno de Rafael Correa no son unos angelitos y, si se quiere, hasta podrían pecar de abusar de las redes. Pero la pelea es desigual. Los tuiteros o documentalistas de los que hemos hablado en este artículo han puesto sus nombres y apellidos para responsabilizarse por su material, en cambio… ¿quién es Ares Rights?, ¿cómo se llaman sus accionistas?
La prensa ha investigado datos y ha logrado establecer que es una firma española, que entre sus ejecutivos está un ecuatoriano llamado Jonathan Palma. que la empresa trabaja en temas de reputación on line y nada más. Los datos sobre sus registros en España, su facturación o historial empresarial aún son un misterio. O sea, es una mano invisible que si bien existe es algo así como la idea de Dios. Ares Rights está en todas partes, nadie la ha visto, pero está. Sus huellas dejan evidencias de que existe, que no es un invento, y de para quién trabaja, aunque, se lo debe admitir, no son suficientes para dar con su cabeza, su brazo financiero y su corazón político. Por ahora es, apenas, una mano invisible.