Inicio Entre Nos Mariana Andrade: «Yo no veo a cultura y entretenimiento como contrarios»

Mariana Andrade: «Yo no veo a cultura y entretenimiento como contrarios»

Por Diego Cazar Baquero / @dieguitocazar

No hay que ser muy perspicaz para darse cuenta de que los medios de comunicación en Quito han tomado partido una vez más: unos parecen cumplir con la función de ‘relacionadores’ públicos o asesores subrepticios del alcalde Mauricio Rodas, mientras que otros no tienen empacho en fungir de sus detractores, en lugar de aportar con juicios críticos para sus respectivos públicos. En redes sociales han surgido cuentas que dicen vigilar la administración actual pero que más bien se desesperan por compararla con la gestión previa del exalcalde Augusto Barrera o con sembrar rumores. La bronca entre el poder político y el poder mediático es berrinche cotidiano.

El pasado 27 de noviembre, el diario El Telégrafo publicó una nota en la que sugiere que la Secretaría de Cultura del Cabildo (Secu) contrató a la asociación Shungogrande para la producción del Verano de las Artes Quito (VAQ), y que esta contratación habría tenido irregularidades. Tanto el funcionario de la Secu Miguel Alvear, como Juan Francisco Jijón, en representación de Shungogrande, han explicado públicamente a través de redes sociales, cuáles fueron las relaciones contractuales a las que alude el diario guayaquileño.

En medio de estas escaramuzas mediáticas, el equipo de comunicación de la secretaria de Cultura, Mariana Andrade, decidió estructurar una agenda con medios “que no se valgan del sensacionalismo” para hablar de la gestión de esta dependencia municipal. A propósito de los primeros 210 días de gestión, la entidad pretende hablar de sus proyectos y promulga la necesidad de una “comunicación creativa” por sobre la “comunicación institucional o política”. Mariana Andrade resalta como hitos de su reciente y corta gestión al VAQ, al Mes de las Parroquias, con la participación de 33 parroquias y dos comunas, al Mes de los Afrodescendientes, a los Fondos Creativos y a los Portafolios de Festivales. Mariana inscribe estas actividades como partes de un rediseño de la Secu y dice que ha asumido la gobernanza de una entidad joven –la Secretaría de Cultura nació como tal hace cinco años, en el 2009-. Cree en ella como una posibilidad de dar institucionalidad a la cultura más allá de la política partidista. Pero, estar en el terreno político local tiene también de esto…

¿Se registró algún incumplimiento por parte de Shungogrande o de sus miembros con respecto al contrato en mención?

Ninguno. Shungogrande cumplió con el objeto del contrato y eso es de conocimiento público. Dentro de lo que fue VAQ 2014 no existe un solo contrato que se haya incumplido. Todas las organizaciones contratadas cumplieron a satisfacción con los cronogramas y términos establecidos. Shungogrande cumplió con la realización de la Ruta de los Barrios: 12 conciertos con un promedio de 6 agrupaciones cada uno; Festival Fulk Folk: dos conciertos con 6 bandas internacionales; Museos Abiertos: 20 presentaciones musicales en las calles y bulevares del centro histórico. Todo está cumplido.

Considera la Secretaría de Cultura -así como Shungogrande parece considerar- que es necesario exigir a diario El Telégrafo una aclaración con respecto a la publicación que pone en tela de juicio la imagen de la Secu y la de la Asociación Shungogrande? ¿O que sea necesario iniciar algún proceso legal en contra de El Telégrafo?

Shungogrande ya lo está haciendo y la Ley de Comunicación ampara el derecho a la réplica. Como Secretaría de Cultura nos acogeremos a ese derecho si lo creemos pertinente. No tenemos temor porque estamos convencidos de que las acciones de los funcionarios públicos son públicas y sujetas a escrutinio público y observación. Así debe ser siempre. Pero cuando un medio que se autodefine como público y sus editores nombran “investigación” a un tema tendencioso, estamos en problemas como sociedad, y no quiero caer en ese juego ya que así se desvían los temas que a la Secretaría de Cultura verdaderamente le interesa posicionar. No el escándalo ni la provocación, lo nuestro es el cumplimiento de todos los procesos y el diálogo. Como Mariana Andrade, luego de años en la gestión cultural privada y habiendo trabajado también con el sector público, no tengo un solo proceso incumplido. Sé que quien me conoce no necesita de aclaraciones. No necesito demostrar quién soy y cómo procedo a quienes confían en esta gestión. Ahora también, como secretaria de Cultura, estoy dispuesta y obligada a poner a disposición pública cualquier proceso.

Luego de siete meses de gestión, ¿en qué momento se encuentra la Secu, qué has rescatado de la administración anterior, o es que empezaste desde cero con el equipo de trabajo entrante?

Encontramos una Secretaría muy debilitada, con muy poca capacidad de gestionar más allá de lo que estaba acostumbrada a hacer, que era fundamentalmente la organización de eventos y la provisión de servicios (…) Es importante definir para qué te sirve una Secretaria de Cultura: a nosotros como equipo de trabajo y a mí como secretaria nos corresponde liderar una transformación, porque la cultura ha tenido problemas para ser institucionalizada. Hay seis ministros de Cultura hasta el momento, y hay un Ministerio de Cultura más o menos joven… entonces, ese proceso histórico me lleva a encontrar un espacio donde hay que empezar a rediseñar, hay que darle forma, otra manera de ser, otro sentido, un horizonte de sentido diferente. En ese momento nos encontramos.

Pero, ¿no se tomó nada de lo anterior? ¿Se hizo un paneo general y no se halló nada rescatable?

Evidentemente hay gente que ha venido trabajando en esta Secretaría mucho antes que un secretario de Cultura, entonces hay personal que tiene conocimiento de procedimientos de cómo se hacían las cosas -que yo no las calificaría de buenas ni de malas-. Pero, los planes de desarrollo casi siempre han estado enfocados en actividades económicas y de demografía, entonces, hay estudios de cultura que se hicieron con estos parámetros… Pero, ¿cuál es la pertinencia de esa información que se venía trazando? Yo creo en que la relación entre cultura y territorio es lo que tiene que fortalecerse, pero no como capital político sino como una transformación de la sociedad…

Armando Cuichán / La Imagen LibreMariana, tú llegas a este cargo luego de que fuiste hace años militante de izquierda. ¿Cómo ha sido para ti enfrentar -si es enfrentar la palabra precisa- un proyecto político que, aunque no tiene tradición está fundamentado en la derecha, como el del alcalde Rodas?

A mí ya no me importa mucho eso, o sea, esas definiciones de izquierda o derecha… En realidad yo, como tú dices, soy conocida por mi militancia en mis años de juventud, cuando esos espíritus colectivos y esas aspiraciones nos movilizaban mucho. Yo tengo ahora 51 años y empecé mi militancia cuando tenía 18 o 20 años, ¡el mundo era otro! Pero yo siempre digo que yo sí salté el muro de Berlín, pues… Sí fui capaz de entender el cambio de la sociedad y eso fue bueno para mí porque no me he quedado estancada en una posición. A mí me interesa que la cultura corra libre, que vuele, que sea independiente. A mí el alcalde Rodas me abrió las puertas conociendo de dónde venía, él sabía que yo provenía de una militancia cultural, porque yo prefiero hablar de una militancia cultural más que de izquierda. A mí me aburren los discursos de izquierda ya, ¡perdóname, esa retórica enclavada en el pasado, cuando yo quiero ver una ciudad del futuro! Yo dejé de hacer militancia partidista hace años, yo ahora hago militancia cultural, y entonces me abrió la puerta esta administración, nos entendemos. De alguna manera, siento que el Acalde me permitió entrar en una gestión pública y en una Secretaría de Cultura que merecía un cambio. Ese voto de confianza que me dio es el que yo aproveché. Y no hago militancia partidista, hago militancia cultural y desde ese punto de vista sigo hablando en esta administración de la cual soy parte y con un Alcalde que me apoya.

Normalmente, las Fiestas de Quito son una prueba de fuego para cualquier administración. No sé si me equivoco, pero, ¿en este año no existe una doble agenda de fiestas, una gestionada desde la Secu, y otra, más institucional y que tiene la marca Rodas, caracterizada por el megaevento o la tarima frente a la gestión cultural? ¿No has sentido algo contra lo cual luchar en este sentido?

No, no lucho. Hablemos de las fiestas: es diferente el VAQ. El VAQ se constituyó en la mayor ventana de circulación de productos culturales, se activó la ciudad. Las fiestas son una prueba porque en las fiestas se activa todo: se activa la política, se activan las diferencias, se activa la demagogia… y eso es un proceso complejo de pasar porque tienes que tener una claridad de hacia dónde vas. Te voy a decir hacia dónde va Cultura:

Ahí vuelve a aparecer la dualidad…

Ya, pero no es contraria… Cultura hizo un ejercicio con el que yo estoy supersatisfecha: la mayor franja de programación de las Fiestas de Quito se denomina Ciudades de la ciudad, porque Calderón no es igual que Nayón, Nayón no es igual que Cotocollao y tú vas a cada una de estas y cada una es diferente. Por primera vez se establece una relación muy cercana con la Dirección de Participación Ciudadana de Territorio y los jefes de Cultura, que son llamados no a preguntar cuánto hay de presupuesto -porque lo primero que me preguntaban era eso, y yo les decía: no hay-, ahora lo que tienen que hacer es organizar las fiestas desde cinco ejes: patrimonio, memoria, tradición, saberes e intercambio. Establecen relaciones con los líderes barriales, los cabildos, y se hace un ejercicio de conceptualización de las fiestas con el que yo estoy muy satisfecha. Acuérdate que son las primeras fiestas…

Armando Cuichán / La Imagen LibreSí. Es tu primer enfrentamiento a la realidad de esta ciudad…

¡A la ciudad! Y, además, con una Secretaría de Cultura que tiene que gestionar la ciudad. ¿Se ha preguntado la gente cómo es gestionar una ciudad? A veces los artistas piensan que cultura solo es el sector cultura, y cultura no son solamente los artistas que quieren contrataciones por las fiestas… Este ejercicio hace que las fiestas tengan todo un cruce en el territorio que a mí me deja muy satisfecha… Del otro lado hay también, obviamente, eventos grandes que te promueven la economía de otra manera… Eso no es contradictorio: ¡cultura y entretenimiento no es contradictorio!

En principio no tendría por qué ser contradictorio y existen posibilidades de que no sea así. Pero, ¿cómo ha sido tu relación con el alcalde Rodas, cuando su discurso de fiestas o festivales con Quitonía plantea una analogía con Viña del Mar? En tu discurso no parecería haber una idea parecida, así que imagino que entre los dos hay una negociación de discursos…

Exacto, verás… a ver, yo no veo a cultura y entretenimiento como contrarios. Primero, aclaremos eso. El Alcalde está cumpliendo una oferta que hizo en campaña. Olvídate si es Viña del Mar, Río o lo que sea… ¿Por qué tiene que ser contradictorio con una actividad de cultura? Él es muy respetuoso de mi trabajo y, es más, lo conversamos y él sabe cómo diseñamos las fiestas; es más, las comisiones de Cultura y Turismo también las conocieron, por eso me sorprendió cuando dijeron que hemos tenido confrontación. ¡Eso no es real! A Cultura hay que protegerla para que haga su trabajo. Como te digo, si hay la intención de promover un evento, Cultura, obviamente, tiene otros objetivos, y eso me gusta que se lo diga, que se note que está claramente establecido. Siempre nos hemos quejado de que por qué Quito no tiene grandes conciertos. Decíamos: ¿por qué razón se pasan de Bogotá a Lima, de Lima a Río, de Río a Buenos Aires? ¡Ahora tenemos esa posibilidad!

¿Crees que esta iniciativa apuntaría a crear un circuito aún más internacional que los que tímidamente se han abierto?

Apuntaría a tener un objetivo que, esta vez, es entre dos o tres artistas. Pero yo me concentro en mi trabajo, yo aprovecho cada minuto de mi trabajo por darle a la cultura un espacio libre, y eso sí es un objetivo muy grande que tiene que llevarse a cabo. Yo hablo de una ciudadanía creativa… Es una de mis líneas de gestión. A mí me apena que los debates de la ciudad estén entre los coches de madera y las bastoneras, ¡por dios!

Y entre quién es la nueva Reina de Quito…

¡Sí, y las reinas! ¡Y tengo mis posiciones y el Alcalde las conoce! Lo bueno es que, de alguna manera, se puedan oír estas voces de mujeres que no repetimos en eco lo que dicen nuestros jefes sino que tenemos voz propia…

Armando Cuichán / La Imagen LibreCorrió uno de tantos rumores hace poco: se dijo que el Alcalde te había despedido. Si bien es deplorable dejarse llevar por la política del rumor, ¿no es paradójico que esto ocurra, cuando los medios privados, sobre todo, muestran una línea de respaldo tácito al alcalde Rodas?

¿Sabes qué pasa?, que es mentira. Obviamente, son cargos que están a disposición siempre, es un proceso normal. El mismo Presidente pide la renuncia a sus ministros cada cierto tiempo. Y eso es algo normal que a fin de año siempre sucede…

¿El Alcalde te pidió la renuncia?

¡No! O sea, el Alcalde hasta el momento no ha hecho ninguna acción con la que yo sienta que no tengo su apoyo. Creo que esos rumores hacen daño, me produjeron chiste porque, ¿sabes una cosa?, yo sí me voy a mantener aquí. Yo no voy a dejar la Cultura nuevamente en manos irresponsables, ¡ah, no, yo sí peleo, yo soy conocida justamente por eso! Obviamente, si en algún momento tengo que irme, será así. Es triste ver cómo consumimos este tipo de rumores, pero yo estoy bastante blindada porque yo pienso en una ciudad de aquí a 20 años, y porque ya se sabía de dónde provenían esos rumores… ¡Qué bueno que las redes (sociales) no llegan al territorio, qué bueno que el Face se queda en circuitos cerrados, porque mi trabajo de cultura en territorio es enorme…

Pero, si tantas acciones se están dando en territorio, como dices, ¿no se sigue pecando de falta de difusión? ¿Cuál es la relación entre la Secu y los medios tradicionales que parecen mostrar esa especie de alianza con la presente administración municipal?

Yo sí quiero diferenciar lo que es una comunicación política de lo que es una comunicación creativa. Yo creo que en estos siete meses, Cultura tiene que fortalecer su comunicación creativa. Y eso es algo por desarrollarse todavía…

¿En qué consistiría ese fortalecimiento?

En que haya una información que directamente se pueda gestar desde lo que son, justamente, lo que tú dices: hay tantas cosas que se han hecho desde esta Secretaría y que a veces no se difunden, como lo de Cultura Viva, por ejemplo, porque, obviamente, hay una Secretaría de Comunicación (del Municipio) que es la que lidera toda esta competencia…

¿Esa Secretaría de Comunicación y la Secretaría de Cultura se llevan bien?

Verás, yo soy muy orgánica. Yo vengo de la militancia, como tú dices; respeto mucho las competencias de cada secretaría. No se trata de llevarnos bien o mal sino de que cada uno hace el trabajo que cree de la mejor manera posible. Sin embargo, creo que en Cultura sí quiero y propongo desarrollar una comunicación creativa que va mucho más allá. Esta es la que quiero que me dejen desarrollar. ¡Es que son siete meses, son doscientos diez días! Como dijo un amigo: tú entraste a la carrera de doscientos metros y te metiste en un maratón a la vuelta de la esquina.

Hablemos de los fondos Creativos que propuso tu gestión, y que contaron con un presupuesto de 170 000 dólares. Es verdad que con ellos se abrió una oportunidad más de convocatoria, pero, ¿no hubo desproporción entre la cantidad de premiados (21), la de participantes (385) y el monto entregado?

Estos primeros fondos fueron un ejercicio para demostrar que esta Secretaría podía organizar una forma de entrega de recursos que saliera de la discrecionalidad, eso es clave. Y además con convenios de apoyo que fueron revisados con la administración general, que permitían que se entregue el dinero por anticipado y que luego no se entreguen garantías. ¡Gran logro! Pero, claro, el monto fue insuficiente porque es un año de transición y no nos olvidemos de que son presupuestos prorrogados, ya gastados, significa que ya estaban asignados. El presupuesto del 2015 ya será otra cosa, el Plan Operativo Anual (POA) del 2015 es otra cosa… Claro, fue un fondo pequeño pero un ejercicio extraordinario para saber la demanda que hay y también la ausencia de políticas públicas. Tuvimos 385 proyectos para un fondo pequeñito. Eso te da muchas lecturas: la demanda muestra la necesidad del sector, pero también hay lecturas críticas: ¿Cómo seguimos dependiendo de fondos del Estado para crear? Los fondos concursables no son lo único válido para que puedas hacer tu obra artística. A mí me dejó un portafolio de información que es superválida, también, porque todos los proyectos tienen que pasar por la gestión pública que es lenta. La característica de la gestión pública es la lentitud, la duplicidad, el miedo. Yo siempre digo: ¡que nos observe la Contraloría!, porque con una observación no significa que has hecho algo mal. El momento que te observa, la Contraloría va a entender (de cultura) y los funcionarios van a dejar el miedo. Tiene que cambiar la gestión pública para el sector Cultura. Por eso yo no puedo sola. Tiene que estar el Ministerio de Cultura integrado, el Servicio de rentas Internas (SRI), el Ministerio de Relaciones Laborales…

Y, ¿cuál es tu acercamiento con el Ministerio de Cultura y con Francisco Borja, el nuevo ministro, como un potencial aliado estratégico para la gestión?

Bueno, lamentablemente con el anterior ministro (Paco Velasco), no solamente como gestora cultural que pretendió acercamientos no fue posible. Antes de que fuera Secretaria fui absolutamente bloqueada, solamente por decir lo que creo. Eso no me pasa aquí en esta administración. En esta administración yo digo lo que creo, y eso es una gran diferencia que me hace sentir cómoda… Ahora, yo sí quiero hablar con Pancho Borja, y no ha pasado eso porque, lamentablemente, esta cosa de ser autoridades de Cultura que a mí no me gusta es sentir que somos autoridades de cultura. ¡No, somos servidores de cultura! Las autoridades tienen que sentarse en una mesa de diálogo a conversar… y, ¿de qué sirven esas mesas de diálogo? ¡Vamos a conversar, llámame por teléfono, vamos a comer, vamos a tomar un café juntos! ¿Acaso que tenemos mesas de diálogo formales para que nos acerquemos el Ministerio de Cultura y la Secretaría de Cultura? Entonces, ya le voy a llamar a Pancho, porque, por ejemplo, podríamos tener proyectos lindos como la construcción de un Museo Nacional…

¿Hallar vínculos entre el Sistema Ecuatoriano de Museos y la Fundación Museos, de la capital?

Yo pretendo crear un sistema de gobierno cultural local que te va a dar luego como resultado una ordenanza cultural para la ciudad. De esa manera, todos los que hacemos cultura somos parte de la construcción de nuestras políticas.

Contamos con el Sistema Nacional de Cultura citado en la Constitución. ¿Tú propones la ejecución a nivel local de ese sistema?

¡Exacto!, pero en la escala local, porque vas construyendo tu sistema. Por eso yo hablo de un proyecto de ciudad a largo plazo.

Armando Cuichán / La Imagen Libre¿Es decir que tú entiendes estos primeros meses de tu gestión como una etapa de diagnóstico?

Sí, como cruzar un río de lodo…

Y el próximo año, contando con un presupuesto anual a disposición íntegra, ¿la cosa sería otra?

Pero, la pertinencia de una secretaría de Cultura no se mide por su techo presupuestario. A mí me pueden dejar sin plata, pero déjenme con la capacidad de diálogo, de influencia. Yo prefiero una secretaria de Cultura que tenga menos presupuesto pero que tenga un personal óptimo, técnico, que gestione la ciudad, que tenga la capacidad de diálogo, que potencie creatividad y genere conocimientos…

Pero, los últimos años de la administración de Barrera, antes de que Rodas asumiera la Alcaldía, se redujeron los presupuestos al sector Cultura, ¿no?

El problema es otro. El problema es la existencia de dos fundaciones que tienen el 50 por ciento del presupuesto…

¿La fundación Museos?

Y la fundación Teatros…

¿Y, qué hacer con eso?

¡Eso, eso es lo que tengo que hacer!

Es que se vuelven dos cabezas…

¡Se vuelven tres y tiene que haber una política cultural, tienes que fortalecer esta Secretaría de Cultura! Esa es la diferencia: se fortaleció de tal manera la Fundación Museos, porque era quien finalmente ejecutaba la política pública. Porque, esta Secretaría…

¿No pintaba nada?

¡No, pues! Esa es la diferencia: es una cuestión de distribución de los recursos. Es una cuestión de buscar la equidad… Creo que el presupuesto de Cultura tiene que ser mejor distribuido y justamente estamos ahora en esos diagnósticos, porque aquí no se trata de saber programar bien o mal un teatro -y yo defiendo las políticas de programación-, la cuestión es que saber programar bien no es hacer política pública, y esta Secretaría de Cultura es la rectora de las políticas de programación, pero, para eso necesitas una Secretaría fortalecida, un secretario o secretaria que de verdad asuma el reto de cambiar. Por eso es que tengo que sobrevivir a las Fiestas. El puesto de todos los secretarios siempre está a disposición…

Mariana, Quito se presenta ante el mundo como una capital cultural, sin embargo, hay transporte público limitado: pasadas las ocho y media de la noche no hay suficientes alternativas de movilidad y no puedes ejercer tu derecho de apropiarte del espacio público, de tu parque, de tu plaza. Si no es por inseguridad es porque la ciudad a cierta se muere, es una ciudad medio cenicienta…

Más o menos, no creas. Yo sí creo que Quito hace rato que no es la carita de Dios…

Lo que quiero preguntar es si tú, como servidora pública, no sientes que es necesario establecer diálogos con otras instancias del Estado para tratar asuntos como la inseguridad, la movilidad…

Es que el problema de la movilidad no es solamente construir el metro, no es hacer más parqueaderos. Para mí la movilidad cruza también por cultura. Si vamos a ser una capital cultural, esa capital cultural es su gente, es su capital humano, ese espacio simbólico que ocupamos. Por eso es que yo sí creo que cultura y territorio deben liderar el proceso de transformación. Claro que la movilidad es un problema, pero la movilidad tiene que ver con uno. ¿Hagamos parqueaderos? ¡No vendamos carros!

Pero, qué hacer como Secu, si la cultura puede ser un motor de integración de la ciudad. ¿Cómo ve la Secretaría el problema del transporte, el de la inseguridad y el del turismo, tres ejes fundamentales para dar sinergia a la ciudad?

Verás, eso se construye de a poco. Con (la Secretaría de Desarrollo Competitivo y Productividad, que tiene a cargo la gestión de destino turístico) Turismo tenemos una buena relación. Me gustaría observar el proceso que tuvo Bilbao con el museo Guggenheim, que cambió la economía de la ciudad, o Montreal, con sus festivales enormes de música, de teatro, de cine, que además motivaron el turismo, la economía. En este punto somos parte de una ciudad que necesita entrar en procesos de diálogo, no de confrontación. Mientras yo esté aquí, yo sueño con una ciudad como Medellín, que tenía una violencia brutal en los años noventa y solamente esta injerencia de los artistas y de la cultura en las políticas públicas logró cambiarla, y ahora Medellín es una capital cultural de América Latina. Por eso es que cultura es mucho más que las fiestas, ¡por dios! ¡Déjennos trabajar con Educación, con Ambiente, con Salud, con Seguridad!

¿A quién se lo estás pidiendo?

A la ciudad mismo, que es nuestro jefe… Pero hay que pensar en una ciudad de aquí a veinte años. Tal vez lo único que logre es dejar sembrada una Secretaría de Cultura con un horizonte de sentido mínimo. Me motiva mucho que la cultura sea un sector estratégico de los gobiernos locales y de las ciudades.

Armando Cuichán / La Imagen Libre¿Cuál es tu relación con el Concejo Municipal?

Yo invito al Concejo -porque ellos tienen la obligación de fiscalizar y legalizar, lo cual es válido y respetable-, pero yo les he invitado a las dos comisiones a las cuales Cultura se pertenece, a cuidar la cultura a protegerla. Ha habido diálogos abiertos con las dos comisiones, y yo creo que ningún concejal se opondría a una ordenanza de Cultura.

Pero, eso es lo que tú crees… Es todavía una sospecha…

Es que está en construcción, todas las relaciones, como los matrimonios, las amistades, las parejas, se construyen, pues. La ciudad es un microorganismo, tú navegas en aguas profundas…

Por lo general la Cultura se ha manejado desde el eventismo, desde lo espectacular, y el tema patrimonial ha quedado relegado. No se comprende el patrimonio material e inmaterial…

Coincido contigo en que hay que hablar de patrimonio tangible e intangible. Hablo también de espacio público, que no es solo la vereda o la pared, sino también el espacio simbólico, que somos la gente en la ciudad, los pensamientos, las ideas. Y yo creo que al existir el Instituto Metropolitano de Patrimonio la competencia directa está en ellos. Creo que es un tema que hay que hablarlo mucho más…

¿No habría que cuestionarse acerca de si esas competencias del Instituto Metropolitano de Patrimonio deberían estar en la Secu?

Sí.

Y, ¿eso se ha discutido con el alcalde Rodas?

Eso hemos topado poco. Es que para hacer eventos no necesitas una secretaría de Cultura, pues, solo un jefe de Espectáculos, nomás. Entonces, ¡ahí está la decisión! Yo tengo la disyuntiva entre mantener una secretaría de Cultura que es promotora de eventos de mayor o menor impacto y, además, víctima de una red clientelar, o liderar la transformación de lo cultural. Ahí me encuentro. Y el Alcalde está totalmente de acuerdo conmigo en la segunda.

¿Cómo están ahora los Centros de Desarrollo Comunitario (CDC), el programa Cultura Viva, que funcionaba durante la administración de Augusto Barrera?

El programa Cultura Viva, que estaba anexo a la Fundación Museos (¡Error!)… Lo terminaron el 8 de mayo -antes de que cambiara el Alcalde-, en reunión de directorio. Estos seis meses con Cultura Viva y los CDC ha sido complejo. Sin embargo, hemos atendido a los CDC, hemos dado programas de verano con el mismo personal, se ha ido depurando el personal como en todo proceso de cambio. Pero el 2015, Cultura Viva tiene que retomar su verdadero sentido.

¿Cuál es ese verdadero sentido?

Es que la cultura en territorio no es lo que se estaba haciendo, que eran talleres de formación. Ese programa tiene que ser revisado…

Pero, ¿qué se propondría al respecto desde la Secu?

Vamos a continuar. El personal ya ingresará a nómina del Municipio. Es clave dar estabilidad a los talleristas, a los artistas. Al darles estabilidad el programa se institucionaliza dentro de la Secu. Vamos a continuar dando los servicios, los talleres, las actividades culturales que van por todos los CDC, el próximo año, pero a la par el programa será revisado también.

¿No existe la posibilidad de que estas iniciativas sean vistas por el Municipio como objetivos electorales?

No. Por eso es que te hablo yo de cultura en territorio. Mientras yo esté, no. Mientras yo pueda defender la libertad, la independencia y el vuelo libre, no.

La principal consigna de Mariana Andrade sería, entonces, separar la política de la gestión cultural…

El uso de la cultura como una herramienta política partidista, porque haces política también. Por eso me defino como militante de la cultura, no partidista.

Pero, eso no da igual cuando corres el riesgo de negociar principios…

El momento que yo tenga que negociar mis principios tengo que irme, porque eso no es negociable. Si al Qumandá se lo quisiera convertir en un edificio de inmobiliarias, por ejemplo, ahí tengo que irme. Pero eso no pasa… A mí no me van a mover los cochecitos y las bastoneras. Yo no gobierno para cuatro amigos intelectuales, yo gobierno para una ciudad completa y yo quiero ser una gobernadora de cultura. Yo me quedo mientras me quedo y las batallas terminan cuando terminan. Yo no he negociado nada aquí, lo único que negocié es dejar mi sitio seguro que era el cine Ocho y medio, tuve que renunciar a todo, pero ahora siento que esta es una posición única, me daría mucha tristeza que esto fracase porque no sé en manos de quién quedaría esto. Uno tiene que dejar el ego de lado. He dejado mi ego de lado y tengo que ser humilde.

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