Por Edu León / @EduLeon_photo
Ante los gritos y agresiones físicas en contra de ciudadanos venezolanos en Ibarra, muchos otros habitantes de esa ciudad andina del norte de Ecuador clamaron por justicia y por paz. «No a la xenofobia», «por la paz, en contra del machismo y de la xenofobia», proclamaron. La misma familia de Diana Carolina –la mujer de 22 años que fue asesinada la noche del sábado 19– pidió calma y respeto hacia los extranjeros.
El lunes 21 de enero, durante el funeral de Diana Carolina, vencieron las rosas y las muestras de solidaridad con los migrantes. Sin embargo, en las calles del centro de Ibarra, otros grupos exigieron la salida de los venezolanos de Ecuador. Esa misma noche de lunes, un puñado de gente se convocó para protestar en contra de los extranjeros. Poco después, otra manifestación impidió las agresiones y reclamó solidaridad con los venezolanos.
La pequeña ciudad andina de Ecuador se ha mostrado desolada por momentos y enardecida en ocasiones. Las horas que transcurrieron después del femicidio y de los ataques xenófobos se caracterizaron por el miedo y por la rabia. Algunos ibarreños y unos cuantos venezolanos miraban asustados desde detrás de sus ventanas, mientras otros lugareños proferían insultos. La mayor parte de venezolanos que vivían en Ibarra salieron rumbo a Quito y se unieron a sus compatriotas albergados en algunos de los refugios del norte de la capital ecuatoriana.